Cultivar con responsabilidad: el reto que la agroindustria ya está atendiendo
Las alianzas intersectoriales, el uso de insumos más sostenibles y la capacitación de los agricultores colombianos hacen parte de un panorama impulsado por organizaciones como Yara.
| Foto: Getty Images / Tay Jnr
Octubre es el mes de la agricultura a nivel global. Lo confirman fechas clave, como el Día de los Fertilizantes, el 13; el Día Internacional de las Mujeres Rurales el 15, el Día Mundial de la Alimentación el 16 o el Día Internacional contra el Cambio climático el 24. Incluso Halloween encuentra sus raíces más profundas en esta actividad: para los celtas, el 31 marcaba fin de la cosecha y por ende un motivo para celebrar. Hoy, son oportunidades para reflexionar.
Bien lo explica Andrés Useche, vicepresidente de Región Andina para Yara: “el agro es determinante para el futuro del planeta. Hoy uno de los grandes retos que tenemos como humanidad es resolver cómo vamos a alimentar a los 2.000 millones de personas más que estimamos habitarán el planeta para el año 2050”.
Eso, teniendo en cuenta dos factores. Por un lado, que el sector hoy enfrenta el desafío de ser más productivo en la misma área de suelo que tiene destinada el planeta para sus sistemas agrícolas; y por el otro, que cada decisión que se toma en una finca —qué cultivar, cuánto fertilizar, cómo cuidar el suelo— tiene impacto directo en el clima, la economía y la salud de millones de personas. Para Useche, las respuestas a esos retos se hallan en los días que se celebran en octubre.
“Los fertilizantes, por ejemplo, están entre los inventos que más vidas han salvado, precisamente por su relación con la alimentación. Nosotros estimamos que cerca del 50% de los alimentos que se producen a nivel global se producen gracias a los fertilizantes y que más de 2.000 millones de personas se han alimentado gracias a la productividad que generan en el suelo”, explica el directivo.
Lo anterior, al menos para el caso de Yara, se encadena con un enfoque de prevención del cambio climático, entendiendo que particularmente estos productos, con su potente impacto en el suelo, deben fabricarse de manera sostenible.
Desde los 90 la compañía noruega adelanta esfuerzos para reducir sus emisiones de óxido nitroso y apostar una producción basada en energías renovables —que a su turno redunda en fertilizantes con hasta 95% menos de huella de carbono— en sus 26 plantas, incluida la de Cartagena, con capacidad de 530.000 toneladas de fertilizante al mes.
La misma trabaja en la actualidad para expandir su capacidad de producción en un 25%, buscando en el proceso fortalecer la labor de los agricultores colombianos que hoy siembran con un 60% menos de emisiones gracias a productos hechos de manera sostenible, como el NPK o el nitrato de calcio.
Además, Yara avanza en la introducción en el país de fertilizantes de la línea Yara Climate Choice, producidos con energías renovables. Estos ya están dejando resultados en cultivos de café y, próximamente, de papa.
En Cartagena, por ejemplo, se produce fertilizante capaz de eliminar óxido nitroso. Este, dice Useche, esta sacando en la actualidad 450.000 toneladas de CO2 equivalente en Colombia al año. Eso, explica, es como sacar aproximadamente 160.000 vehículos de circulación en el país.
Luego, el producto por sí mismo no termina de ser una solución integral. Para él, se trata de un enfoque que combina innovación y buenas prácticas agrícolas, “el fertilizante es una pieza dentro de una gestión integral basada en la agricultura regenerativa, diseñada para proteger el agua, mantener la salud del suelo y garantizar la sostenibilidad de nuestros cultivos y del país”.
De ahí que la empresa complemente su labor con iniciativas de capacitación para agricultores, de forma que puedan usar los fertilizantes en los momentos y de las maneras correctas. Para ello, añade el ejecutivo, envían muestras de tierra al laboratorio de Yara en el Reino Unido, donde “lo que hacemos es básicamente regresar a los agricultores con recomendaciones sobre la salud de sus suelos, que les dicen no solamente si químicamente es viable o no, o si está balanceado o no, sino también cómo encuentra, por ejemplo, su población de microorganismos, que influyen directamente en la producción agrícola”.
Paralelamente, Yara impulsa programas como Café para un Futuro Sostenible, a través del cual 100 mujeres caficultoras del Huila reciben asistencia técnica para fortalecer su producción y adoptar prácticas más sostenibles. Este proyecto, que nació hace dos años, marcó un hito al lograr el primer café del mundo cultivado con fertilizantes Yara Climate Choice, elaborados con energía renovable y con una huella de carbono hasta un 95% menor frente a los fertilizantes convencionales.
La clave de esos y más proyectos, que además de fortalecer la gobernanza, la equidad de género, la seguridad alimentaria y la lucha con el cambio climático ya dejan un saldo de 45.000 productores capacitados solo en el último año, es la articulación.
“El agricultor está en el centro de nuestra estrategia, entonces lo que hacemos es alianzas con grandes empresas globales y latinoamericanas, bancos, cooperación internacional y centros de investigación, que financian o compran la materia prima que viene del agro, garantizando que no se le suban los costos de producción y tenga un beneficio. Al final se crea un círculo virtuoso para que el productor este en el mejor de los mundos”, concluye Useche.