“Buenaventura es un pueblo secuestrado” aseguró el Obispo de Buenaventura por bloqueos
El prelado hizo un llamado al Estado para actuar con urgencia frente a la crisis. Solicitó una intervención decidida del gobierno Nacional que permita restablecer el orden.
Monseñor Jaramillo: “Buenaventura es un pueblo secuestrado”
El obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo, se refirió a la crítica situación que atraviesa el puerto por el bloqueo de la única vía terrestre que lo conecta con el resto del país.
Sin desconocer la legitimidad del reclamo social, el prelado denunció la vulneración masiva de los derechos básicos de la comunidad y alertó sobre el impacto humanitario que deja la parálisis en el territorio.
En un contundente mensaje en video, monseñor Jaramillo describió la situación con una metáfora que resume el sentir colectivo:
“Buenaventura, un pueblo secuestrado”. Afirmó que esta medida “podría sacrificar a toda una comunidad por intereses particulares”, pues, según reportes locales, el bloqueo iniciado el pasado martes ya provoca desabastecimiento de gas y alimentos, afectando la salud y economía de miles de personas.
Además, el obispo enfatizó que este “secuestro” no proviene únicamente de los grupos armados, sino también de “quienes han tomado la única salida que tenemos para reclamar sus pretensiones, sacrificando vidas, familias, empresas y sueños”.
Reclamo social
Las manifestaciones, enmarcadas en la “Movilización Nacional por la Vida, la Dignidad y la Permanencia en el Territorio”, buscan exigir el cumplimiento de acuerdos con el Gobierno Nacional y soluciones frente a la crisis humanitaria que vive la región. No obstante, frente al colapso generado, el obispo hizo un enérgico llamado a la conciencia social y al respeto por el bien común.
“No es posible que el bien particular esté por encima del bien general”, señaló monseñor Jaramillo, recordando que la convivencia se construye en función del bienestar colectivo. Reafirmó además: “Siempre se ha dicho que el bien de todos está por encima del bien de unos cuantos. Ahora parece que se cambian los papeles”.
De esta manera, el prelado invitó a la reflexión sobre los límites de la protesta y la responsabilidad compartida de proteger la vida y la dignidad de toda la comunidad.
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Exhortación al Gobierno
Más allá de la denuncia, el mensaje de monseñor Jaramillo fue también un llamado directo al Estado para actuar con urgencia frente a la crisis. Solicitó una intervención decidida del Gobierno nacional que permita restablecer el orden y garantizar los derechos de los habitantes del puerto.
“El gobierno Nacional tiene que garantizar que el bienestar general esté por encima del bienestar de unos cuantos”, manifestó con firmeza el obispo.
Finalmente, cerró su pronunciamiento con un mensaje de fe y esperanza: “Ojalá que Dios ilumine y bendiga a nuestros gobernantes, para que tomen las decisiones firmes que deben tomar y no sigamos estando secuestrados en nuestra propia casa”.