Francisco Morante: el psicólogo que pone la ciencia al servicio de la empatía
En el vasto y a veces impersonal sistema de salud mental, hay profesionales que no solo aplican métodos clínicos, sino que también entienden que la verdadera transformación nace de la empatía y el compromiso genuino

Francisco Morante: el psicólogo que pone la ciencia al servicio de la empatía
Francisco Morante es uno de ellos. Psicólogo venezolano especializado en intervención conductual, ha construido su carrera en Estados Unidos ayudando a niños con trastornos del espectro autista (TEA) a desarrollar habilidades esenciales para su autonomía y bienestar.
Morante se graduó en Psicología en 2020 en la Universidad Yacambú, en el estado Lara, Venezuela. En un contexto nacional adverso para ejercer la profesión, no tardó en buscar horizontes donde pudiera aplicar su formación con impacto real. Su llegada a Texas marcó el inicio de un camino profesional centrado en el abordaje conductual intensivo, especialmente bajo los principios del Análisis Conductual Aplicado (ABA), la metodología más respaldada científicamente para el tratamiento del autismo.
Desde entonces, ha trabajado en dos centros clínicos especializados. En The Learning Spot Residential LLC, en Prosper, Texas, pasó más de dos años diseñando e implementando intervenciones personalizadas para niños con diferentes niveles de funcionalidad dentro del espectro autista. Su enfoque se basa en reducir conductas disruptivas, promover la comunicación funcional y capacitar a las familias para que el progreso terapéutico se mantenga fuera del entorno clínico.
Actualmente, se desempeña como Behavioral Interventionist en RTG Advisors LLC, en Frisco, donde continúa su labor al lado de consultores clínicos y analistas de comportamiento certificados (BCBAs). Su rutina diaria combina observación, análisis de datos, redacción de informes clínicos y, sobre todo, tiempo directo con los niños. “Francisco no solo sigue un protocolo, lo adapta. Y lo hace entendiendo la historia de cada niño”, afirma Teresa West, su supervisora directa.
Más allá de su experiencia práctica, Morante ha fortalecido su perfil con múltiples certificaciones profesionales: intervención en crisis sin violencia, cuidado informado en trauma, manejo de medicación psicotrópica en menores, estrategias de regulación emocional, y formación continua en cumplimiento con la normativa HIPAA. También posee formación específica en desórdenes emocionales, habilidades cognitivas inclusivas y técnicas de manejo de ansiedad, estrés y timidez, lo que le permite abordar la complejidad emocional de los niños desde una mirada integral.
Sus habilidades han sido clave para conectar con una amplia comunidad de familias latinas, muchas veces desatendidas o sin acceso a servicios especializados. En sesiones familiares, no solo actúa como terapeuta, sino como traductor cultural que ayuda a las familias a comprender el proceso terapéutico y a ejercer un rol activo.
El enfoque de Morante es profundamente humano. Su ética de trabajo va más allá de los horarios o los indicadores de rendimiento. “No se trata solo de reducir conductas problemáticas. Se trata de dar herramientas, de empoderar a los niños para que puedan decir lo que sienten, para que puedan ser comprendidos”, explica.
Con apenas unos años en el campo clínico, Francisco Morante ya destaca como un profesional que combina conocimiento técnico, sensibilidad social y pasión por su labor. Su historia es también la de cientos de migrantes profesionales que, lejos de su país, construyen nuevas oportunidades no solo para ellos mismos, sino para las comunidades que los reciben.