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Alejandra Gómez: la artesana de emociones que redefine el diseño latinoamericano

Fundadora y mente creativa detrás de LALÉ

Alejandra Gómez: la artesana de emociones que redefine el diseño latinoamericano

Alejandra Gómez: la artesana de emociones que redefine el diseño latinoamericano

Desde un rincón modesto en la sala de su madre en Caracas hasta vitrinas internacionales en Nueva York, Chicago y Panamá, Alejandra Gómez ha trazado un recorrido que encarna el verdadero espíritu del diseño latinoamericano contemporáneo: resiliente, auténtico y profundamente emocional.

Fundadora y mente creativa detrás de LALÉ, Alejandra ha sabido transformar accesorios en piezas de significado personal. Pero más que una marca, LALÉ representa un lenguaje visual que fusiona la tradición con lo moderno, lo artesanal con lo exclusivo, y lo personal con lo universal.

Gómez no se considera simplemente diseñadora. Su especialidad va más allá de la estética. “Cada pulsera que diseño no es solo un accesorio”, afirma, “es un amuleto personal”. Este enfoque emocional ha sido el sello distintivo de su trabajo: pulseras que combinan cuero, piedras naturales y perlas con técnicas como el alambrismo y la costura a mano, pero, sobre todo, con historias humanas. La personalización es uno de los pilares de LALÉ. Las clientas no solo adquieren una pieza; participan en su creación. Este contacto íntimo con sus consumidoras ha fortalecido el vínculo entre el diseño y la identidad, transformando cada accesorio en una extensión del alma de quien lo porta.

Uno de los momentos más importantes en su carrera llegó en Nueva York, cuando LALÉ fue premiada en el evento Accessories The Show por una de sus carteras. Lo notable es que, al momento de recibir la noticia, ni siquiera tenían la cartera físicamente en la ciudad. Gracias a la gestión espontánea de su hermana y un amigo que volaba al día siguiente, lograron llevar la pieza a tiempo, en una anécdota que Gómez recuerda como si el universo hubiera conspirado a su favor.

La expansión física de LALÉ en Estados Unidos marcó otro hito fundamental. La apertura de tiendas en Aventura Mall y en el Town Center de Boca Ratón representó el salto de fe de dos inmigrantes sin experiencia en el retail estadounidense, que lograron abrirse camino con constancia y visión. Esta presencia no solo les dio visibilidad, sino que también consolidó su reputación como una propuesta innovadora dentro de un mercado saturado de opciones.

El crecimiento no se limitó al país norteamericano. En Perú, LALÉ logró posicionarse en Saga Falabella, una de las cadenas más importantes de la región. En Panamá, sus productos llegaron a los estantes de Félix Maduro, otra tienda emblemática. Estos logros demostraron que la propuesta de Gómez podía resonar en mercados muy distintos, sin importar la nacionalidad del cliente.

Las ferias y eventos internacionales se convirtieron en vitrinas clave para la marca. Desde sus primeros pasos en eventos locales en Miami, LALÉ fue expandiéndose a ciudades como Delray Beach, Daytona Beach, Jacksonville, Portland, Dallas y Los Ángeles. Pero fue en One of a Kind Show, en Chicago, donde su participación por dos años consecutivos confirmó el lugar de Alejandra entre los diseñadores emergentes más destacados del diseño independiente latino.

La pandemia presentó nuevos desafíos, pero también oportunidades. Alejandra supo adaptarse con rapidez, fortaleciendo la presencia digital de LALÉ a través de su tienda online, Amazon, Etsy y plataformas mayoristas como Faire. Con el impulso de las redes sociales, logró ampliar su audiencia y llegar a nuevas clientas en Estados Unidos y otros países, consolidando la marca en el espacio digital con la misma calidad artesanal que distingue sus piezas físicas.

A lo largo del camino, LALÉ ha colaborado con varias personalidades influyentes. Una de las más memorables fue con Dayana Mendoza, Miss Universo 2008, quien impulsó una iniciativa solidaria para la cual Gómez diseñó piezas especiales. También trabajó con el comediante George Harris, creando una pulsera con la bandera venezolana que se vendió en su show semanal en Miami. Estas colaboraciones no solo dieron visibilidad a la marca, sino que también le permitieron conectar con la diáspora venezolana y aportar a causas significativas. Además, alianzas con figuras del entorno digital como Andreina Espino e influencers como Isabella Thorp ampliaron su presencia en redes sociales y vincularon su trabajo con marcas de lujo, generando un nuevo interés entre mujeres de más de 50 años, un público que antes no era su objetivo principal.

Hoy, Alejandra Gómez aporta a la moda estadounidense desde una mirada distinta. Su propuesta es clara: ofrecer diseño artesanal, auténtico y emocional en un entorno dominado por la producción en masa. Sus pulseras no siguen tendencias, sino que buscan ser atemporales, elegantes y profundamente personales. Con cada pieza, ofrece a sus clientas una herramienta de expresión individual, un objeto que cuenta una historia y resalta la personalidad de quien lo lleva.

Más allá de sus creaciones, Alejandra ha construido redes dentro de la industria, colaborando con otros diseñadores independientes y fortaleciendo una comunidad creativa basada en el apoyo mutuo. Cree firmemente que la moda puede ser un espacio de crecimiento colectivo, más que de competencia, y en cada feria, en cada diseño, en cada colaboración, lo pone en práctica.

Alejandra Gómez no solo diseña accesorios. Diseña vínculos. Diseña memoria. Diseña identidad. Su recorrido, desde los retazos de cuero en Venezuela hasta las vitrinas de lujo en Estados Unidos, es un testimonio de cómo el diseño latino puede brillar con luz propia en los escenarios más exigentes del mundo y sobre todo, es prueba de que cuando el diseño nace del corazón, su impacto no tiene fronteras.

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