Escuchar al Papa era un alivio para la desesperación: Romanelli, párroco de iglesia católica en Gaza

El Papa Francisco falleció el 21 de abril a los 88 años por un derrame cerebral, seguido de un coma y un fallo cardiocirculatorio irreversible, según confirmó el Vaticano.

Francisco murió en su residencia, la Casa Santa Marta, tras haber sido hospitalizado 38 días por problemas respiratorios. Entre las anécdotas que vivió durante su papado destaca la relación con el padre Gabriel Romanelli, sacerdote argentino y párroco de la única iglesia católica en Gaza.

Desde el inicio del conflicto en la región, el Papa lo contactaba a diario. La iglesia de Romanelli acoge a cerca de 500 personas refugiadas. Este padre pasó por los micrófonos de 10AM para profundizar en su relación con el fallecido sumo pontífice.

¿De qué manera recibieron la noticia del fallecimiento del Papa en Gaza?

Romanelli relató que la noticia de la muerte de Francisco fue una sorpresa total. Aunque sabían que el Papa estaba enfermo, nadie imaginó que moriría tan pronto. Estaban en la iglesia griega ortodoxa de Gaza, saludando a esa comunidad.

El padre explicó que los cristianos allí son solo unos 700 entre dos millones de habitantes. No tenían conexión a internet ni señal telefónica. Media hora después de llegar, Romanelli recibió un mensaje informando del fallecimiento del Papa.

Luego, confirmaron la noticia, dieron un responso breve y regresaron. Musulmanes y refugiados ofrecieron sus condolencias. Luego celebraron una Hora Santa, orando por el eterno descanso del pontífice.

¿Cómo eran las llamadas que Romanelli sostenía con Francisco?

El padre contó que el papa Francisco los llamaba con frecuencia, incluso durante su internación en el hospital Gemelli y después, desde la Casa Santa Marta. Aunque especificó que en los últimos momentos no era diario, se mantenía en contacto cada pocos días.

Romanelli relató que la última llamada fue el Sábado de Gloria, un día y medio antes de su fallecimiento. Llamó antes de lo habitual, sabiendo que estarían en vigilia. Les dio su bendición, agradeció las oraciones y aseguró rezar por todos.

Fue una conversación breve, sin videollamada. También recordó su último mensaje desde San Pedro, pidiendo paz y ayuda humanitaria para Gaza y la región.

“No olvidemos que aquí vivimos 2.300.000 de personas, en la Franja de Gaza, y que las necesidades son acuciantes. Entonces, digo, ese fue, creo, como el último testamento, el último deseo, que esperemos que llegue a todos”, agregó.

El Papa y la diplomacia

Romanelli sostuvo que sentían a Francisco como un pastor preocupado por cada ser humano. El Papa les pedía cuidar a los niños, a los enfermos, sin tintes políticos. La Iglesia, dijo, siempre ha estado y estará junto a quienes la necesiten, sin importar religión o nacionalidad.

Manifestó que veían al Papa como un padre que llamaba para saber cómo estaban, si conseguían comida o podían recibir ayuda de algún modo. Según Romanelli, gracias al patriarca de Jerusalén, lograron asistir a miles de familias, mayormente musulmanas, en Gaza.

“Los jóvenes decían que escuchar su voz, aunque breve, era como un alivio contra la desesperación. La llamada del Papa nos hacía sentir que nadie estaba abandonado. Él rogaba también por la paz, para palestinos e israelíes”, afirmó.

¿Cómo empezaron las llamadas?

Romanelli comentó que el Papa Francisco comenzó a llamarlos desde el inicio del conflicto, quizás el mismo 7 de octubre o al día siguiente, y continuó haciéndolo durante más de un año y medio.

A veces llamaba varias veces al día porque se cortaban las comunicaciones. Incluso en medio de los bombardeos, insistía hasta lograr contactarlos. Romanelli contó que han perdido cristianos, algunos asesinados dentro de la iglesia por francotiradores, como se registró en diciembre de 2023.

“Muchos están en muchísimas situaciones más difíciles que la nuestra, pero no están los focos puestos sobre ellos. Creo que el Papa así indicó que la Iglesia también está cerca de todo aquel que sufre”, añadió.

Finalmente, dijo que el papa mostraba cercanía, ánimo y apoyo, por lo que lo veían como un verdadero pastor, atento a su pequeño rebaño, comprometido con quienes sufren en Gaza.