Adrián Corredor y el poder versátil del trombón latinoamericano
El trombón es un instrumento con una personalidad imponente
Adrián Corredor y el poder versátil del trombón latinoamericano
Su sonido puede ser solemne en una orquesta sinfónica, electrizante en una banda de jazz o explosivo en una agrupación de salsa. Adrián Corredor es uno de los pocos músicos capaces de transitar con maestría entre estos mundos. Desde San Cristóbal, en Venezuela, hasta los más importantes escenarios de Latinoamérica, ha construido una carrera cuya marca distintiva es la versatilidad.
Criado en una familia de músicos, Adrián inició su formación en la Escuela de Música Miguel Ángel Espinel, en el estado Táchira. Desde temprano, contó con la inspiración y el apoyo fundamental de su padre, quien fue su mentor inicial. “Aprendí a ver la música como una disciplina y como un lenguaje universal”, asegura Corredor en distintas ocasiones. Pronto destacó por su talento, integrándose a importantes agrupaciones locales como la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar del Táchira y la Banda Filarmónica Experimental, donde comenzó a sobresalir como solista.
Consciente de la importancia de seguir creciendo, se trasladó a Caracas para estudiar en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, graduándose como Profesor de Música. Durante este periodo logró compaginar exitosamente sus estudios académicos con una intensa actividad profesional, integrándose a orquestas como la Sinfónica Juvenil de Caracas, la Orquesta Sinfónica de Venezuela y especialmente la reconocida Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela.
Fue precisamente con esta última agrupación con la que vivió algunas de sus experiencias más importantes, participando en giras internacionales bajo la dirección de figuras de renombre como Gustavo Dudamel, Christian Vásquez y Diego Matheuz. Estos conciertos en países como Italia, Suiza, Colombia y México consolidaron su reputación como un músico destacado dentro del exigente sistema orquestal venezolano.
Uno de los momentos más significativos en su trayectoria ocurrió en 2012, cuando interpretó como solista el concierto “The Waves of Wollongong” para nueve trombones, dirigido por el legendario trombonista sueco Christian Lindberg. Esta actuación, un estreno para Latinoamérica, marcó un punto culminante en su carrera por la exigencia técnica y artística que implicó.
A pesar de su sólida base académica, Adrián nunca se limitó a un solo género musical. Su inquietud artística lo llevó a explorar otros sonidos y unirse a la Simón Bolívar Big Band Jazz, participando en giras internacionales por Estados Unidos y Francia en 2015. “El jazz abrió nuevas posibilidades para mi instrumento, especialmente en la improvisación, que me atrapó desde el primer momento”, explica con entusiasmo.
Esta apertura musical también lo llevó hacia la música popular, donde compartió escenario con destacados artistas latinos como Gilberto Santa Rosa, Luis Enrique, Jerry Rivera, Richie Ray & Bobby Cruz, Wilfrido Vargas, Santiago Cruz, Chino y Nacho, Servando y Florentino, y José Luis Rodríguez ‘El Puma’. Trabajar con estos músicos representó un nuevo reto, ya que debió equilibrar la precisión técnica con la espontaneidad y energía que estos géneros requieren. Sin embargo, Adrián lo logró con facilidad, convirtiéndose en un trombonista solicitado en diversos escenarios.
Más allá de su desempeño como intérprete, Corredor ha jugado un papel fundamental en la formación de nuevos músicos. Durante varios años fue profesor en la Academia Nacional de Trombón y en el Conservatorio de Música Simón Bolívar, además de actuar como jurado y preparador en diversas agrupaciones del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Su vocación educativa también lo ha llevado a dictar clases magistrales en Colombia, Ecuador y Panamá, expandiendo internacionalmente su influencia pedagógica.
Actualmente, Adrián es artista representante de la prestigiosa marca francesa Buffet Crampon, posición desde la cual sigue compartiendo su experiencia a nivel mundial. También ha colaborado con destacadas orquestas internacionales como la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y la Filarmónica de Jalisco, participando en producciones destacadas como la ópera Turandot.
“La clave siempre ha sido hacer música con la misma pasión, sin importar el género”, afirma Adrián. Esta filosofía es precisamente lo que le ha permitido conectar distintos universos musicales de manera armoniosa, consolidándolo como un referente artístico no solo en Venezuela, sino en toda América Latina. Con cada nota que interpreta, Adrián Corredor sigue demostrando que el talento y la pasión son los verdaderos motores de una carrera sin límites.