Beatriz Fernández, la creadora de un icónico restaurante colombiano con sentido social

Para muchos, la cocina es un arte singular e increíble que además de agradar paladares y satisfacer el apetito, tiene la capacidad de contar historias, y llevarlas a platos exquisitos que gustan a los comensales. No es solo la cocción de alimentos, sino la creatividad de texturas espectaculares, colores únicos, sabores inigualables, y emplatados asombrosos.

Gracias a la variedad de pisos térmicos y suelos fértiles, en Colombia se producen una infinidad de frutas, verduras, legumbres, tubérculos, entre otros, que junto a las proteínas animales permiten la creación de preparaciones inigualables. Si bien en el país es popular la lechona, la bandeja paisa, el sancocho, entre otros, hay platos que también se han dado a conocer como el ‘sombrero vueltiao’, el crepe Montes de María, o el crepe caprino.

Estos y muchos otros platos hacen parte del menú de Crepes & Waffles, la icónica cadena de restaurantes fundada por Beatriz Fernández, y su socio Eduardo Macía. Desde 1.980 estos dos colombianos fundaron el restaurante que se convertiría en uno de los más reconocidos y visitados en el país, que ha logrado llevar sus sabores a cinco países del exterior: Chile, Ecuador, España, México y Panamá.

Sabores de Colombia para el mundo

Lo que hoy todos conocen como una de las cadenas de restaurantes más famosas de Colombia, en su inicio fue una apuesta gastronómica de platos internacionales, y poco conocidos en el país, los crepes francesas y los waffles belgas. Sin embargo, esta compañía no nació como otras con un plan de negocios, y un amplio capital de inversión.

La creación de Crepes & Waffles describe una historia perfecta que cuenta cómo levantarse en momentos de incertidumbre, y cómo aprovechar los recursos que se tienen para volverse a levantar. Beatriz, proviene de una familia con comodidades, hija de un padre antioqueño que le transmitió el esfuerzo y el trabajo arduo, y una madre costeña que le enseñó el amor y otros valores que le ayudaron para formarse personal y profesionalmente.

Justamente, el año de fundación de su empresa coincide con la quiebra financiera de su padre y el padre de Eduardo, su socio y pareja para entonces. En medio de la adversidad económica, los dos decidieron sembrar la semilla que actualmente se distingue como un roble frondoso y monumental con raíces estables.

Mientras que Eduardo se ocupó de los temas financieros y administrativos, Beatriz se encargó de combinar sabores, crear texturas, y jugar con los ingredientes para crear platos agradables al paladar. Ella se convirtió en el cerebro de los sabores, debido a su espíritu curioso, creativo, espontáneo, y explorador que siempre la ha caracterizado.

Inicialmente, su menú ofrecido presentaba siete opciones de platos, de los cuales cinco son salados y dos dulces. A lo largo de los años, su carta se ha ampliado a 152 platos de sal, 83 de dulce, 75 bebidas y 65 tipo brunch. Este último consiste en un refrigerio que combina las comidas del desayuno y el almuerzo, servido entre el final de la mañana y el inicio de la tarde, y que se popularizó en los últimos años.

Un sentido social

Además de destacarse por su variedad gastronómica con platos únicos y atractivos, Crepes & Waffles también se ha distinguido por su responsabilidad social. Actualmente, cuenta con alrededor de 8.000 empleados, de los cuales el 90% son mujeres, que en gran parte son madres cabeza de familia.

Adicionalmente, han aportado a la economía y sustento de miles de campesinos colombianos que viven de sus pequeñas siembras, o que dejaron los cultivos ilícitos para producir alimentos y cuidar la tierra y el agua. La empresa creó distintas cadenas de suministros que la enlazan directamente a los pequeños productores, con quienes pactaron mejores precios y pedidos estable, que les permite a los campesinos colombianos desarrollar su economía y fortalecer sus empresas.