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“Si llegaban 100 tiplistas había felicitaciones”: maestro Pedro Nel Martínez

Más allá de una marca mundial, el encuentro de este sábado en el viaducto Provincial de Bucaramanga resultó edificante expresaron los participantes.

Alcaldía de Bucaramanga

Bucaramanga

El maestro Pedro Silva Quintero, integrante del trio Los Zafiros llegó al puente de la Novena de Bucaramanga pasadas las 3 de la tarde de este sábado 14 de septiembre vestido de manera elegante; tenía puesto un pantalón negro y una camisa blanca manga larga. De hecho quienes iban a participar de una actividad inédita debían seguir ese código de vestuario. Silva Quintero no tenía entre sus mano el instrumento que en cambio sí llevaban quienes ya habían pasado hacia la mitad de la estructura que une el centro con el occidente de la ciudad. Detrás suyo, apurando el paso, también venía un grupo de artistas de todas las edades desde el colegio El Pilar donde se habían concentrado para una especie de ensayo de lo que iba a ser el establecimiento de una marca mundial; mil tiplistas congregados tocando juntos canciones tan especiales como Pueblito Viejo de José A. Morales en el marco de las ferias y fiestas de Bucaramanga.

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A pedido de los periodistas que lo reconocieron, el maestro detuvo la marcha. Durante unos minutos contó que nació en Onzaga; que era hijo de Martín Silva y Carmen Rosa Quintero. “Mi mamá tocaba tiple y mi papá algo le zurrungueaba; ahí me inicié en la música”. recordó. Afirmó que la idea de concentrar a los artistas en el puente fue de Ómar Mateus, un santandereano que posee la mayor colección de música antigua en acetato.

Maestro Pedro Silva Quintero

Mientras se acomodaban los participantes, el gestor cultural y radiodifusor Víctor Suárez explicó que en ese momento estaba ocurriendo en el puente lo que los académicos denominan “la cultura de vínculo, es decir que el abuelo enseña al hijo y este a su turno, al nieto; ese conocimiento pasa de una generación a otra. Aquí vemos muchachitos de 7, 8 años y abuelos de 80, 85 que están en el grupo de tiplistas”.

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La travesía para llegar a Bucaramanga

No se había iniciado aún el último ensayo, cuando alguien del grupo de músicos debió salir de la formación para buscar ayuda. Era Andrés Matías Fonseca Pineda de 9 años. El pequeño trepó el separador y corrió hacia donde se hallaba un grupo de personas que estaban en el paso peatonal del viaducto. El niño buscó a su mamá Laura Pineda, maestra de la Escuela Normal Superior de Guadalupe. “Es que tiene dolor de cabeza por la madrugada, el sereno”, explicó la docente. La familia había salido del pueblo ese mismo sábado a las 3 de la madrugada para estar en Oiba a las 5, donde los iban a recoger para traerlos a la capital de Santander.

La señora Pineda contó que Matías aprendió a tocar tiple bajo la tutela del profesor Elkin Galvis que también vino al reto en Bucaramanga. El viaje de la famila de Guadalupe fue casi similar al que hizo Nubia Perilla y su hija María Luisa Quiroga quienes arribaron desde Jesús María, un municipio de la provincia veleña. De allí llegaron 30 niños que salieron también a las 3 de la mañana. “En Puente Nacional nos recogieron a las 4 de la mañana y de ahí directo a Bucaramanga”, explicó.

Laura Pineda, mamá de tiplista santandereano

A su derecha estaba Mariela Ramos que viajó desde Gachantivá, Boyacá, acompañando a su hijo Dilan Santiago Torres quien toca el requinto. “Es una alegría estar representando a nuestro municipio que queda por la vía entre Moniquirá y Santa Sofía, cerca de Arcabuco”, dijo. Mariela contó que el niño hace parte de la fundación Álvaro Quiroga. Desde los 8 años interpreta los instrumentos de cuerda autóctonos de los Andes colombianos.

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Y comenzó en serio el reto de establecer la marca mundial sin que se supiera en realidad si estaban los mil tiplistas convocados. Parecían pocos en medio de los 550 metros de longitud del viaducto que estuvo cerrado para el flujo vehicular esde la una de la madrugada de este sábado. La dirección del concierto estuvo a cargo del maestro Robert Martínez Blanco. En primera línea, se ubicaban genios en la interpretación del tiple como el maestro Pedro Nel Martínez, César Castro, ganador en el festival Mono Núñez de Ginebra, Valle, Roberto Martínez y Carlos Vásquez, una especie de selección Colombia del folclor.

La marca, lo de menos

Todo se consumó en menos de una hora; lejos de saber si se había impuesto la marca para obtener el reconocimiento del Récord Guinness, los tiplistas se declaraban emocionados. Uno era Fermín Alberto Rolón Lizarazo que vino de Cúcuta. Presentó a los periodistas de Caracol Radio a Abel Gallo Gallo, un gestor cultural de Antioquia. “Lo mejor es que estamos cuidando el folclor nacional, a nuestros compositores, autores e intérpretes; yo tengo un programa en la Universidad de Medellín que se llama Paisaje Musical Colombiano con el que trato de apoyar a toda esta gente”, dijo.

Una vez se rompió el protocolo, la consigna de muchos de los artistas como Juan Diego Miranda fue buscar al campeón del tiple, Pedro Nel Martínez que se distinguía por las gafas negras y el bigote mostacho entre los asistentes. El joven Miranda es de San Gil. Viajó representando al Instituto de Cultura de esa ciudad de la provincia Guanentina. Quería tomarse una foto con el maestro charaleño a quien llamó “el ídolo de los aprendices”. Lo mismo le pasaba a Emilce Gamboa Rueda que llegó de Vélez, la capital folclórica de Santander. Adusto, el maestro la escuchó; le recomendó que protegieran el festival “pues es el único del mundo donde un campesino suelta el azadón y coge un tiple. Además es el más antiguo. Sean orgullosos de eso y protéjanlo ahora que el gobernador (Juvenal Díaz Mateus) es de la provincia de Vélez”, sugirió.

Charla con Pedro Nel Martínez

Lo que viene

Pensando en el 2025, hubo voces como la de Hernando Martinez, profesor de la Universidad Santo Tomás que destacó la necesidad de incluir la organología musical. “Es la guacharaca, la esterilla, el alfandoque, la quijada del burro, la perra y la pandereta”. Según Hernando, todos estos instrumentos son muy importantes en un grupo musical folclórico santandereano de las provincias de Vélez y García Rovira. “Para la próxima lo tendremos presente”, apuntó.

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Hernando Martínez

Al final, cuando todo el mundo se marchaba, Pedro Nel Martínez, hijo del consagrado tiplista del mismo nombre hizo un recuento de lo que había pasado en la tarde del sábado desde su condición de integrante del comité organizador. Con el torbellino “Ciudad de la alegría” compuesto por su papá en homenaje a Bucaramanga, sonando de fondo, dijo que lo importante era posicionar a Santander como la capital mundial del tiple.

-“¿Al final se reunieron cuántos?” le preguntó el reportero.

-“Más de 600″, aseguró Martínez. “Me impresiona tanto niño con tiple; me impresiona ver el compromiso de los maestros en los municipios, exclamó. Antes de irse reveló que su papá, veterano de los certámenes folclóricos le había dicho que lo iba a felicitar si llegaban más de 100 tiplistas al viaducto. Tenía una certeza: hubo más de un centenar.

Pedro Nel Martínez hijo

El puente quedaba vacío; aun no se permitía el paso de vehículos; en la calzada, plenos, a sus anchas, solos en el largo viaducto un grupo de tiplistas veleños fueron los últimos en regresar al colegio de donde habían salido para ofrecer un concierto inédito a 292 metros de altura sobre la cañada del Loro de Bucaramanga.

Tiplistas veleños en Bucaramanga