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Joe Biden cede a dejar la reelección presidencial: Perfil y trayectoria política

Por medio de una carta pública, Jode Biden, de 81 años, anunció que abandona su propia carrera a la reelección 2024

Presidente de Estados Unidos Joe Biden. EFE/ Erin Schaff / Pool / Erin Schaff / POOL

Este domingo 21 de julio, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció que abandonará la carrera a la reelección 2024, por el interés de su partido y del país. Por medio de una carta, el mandatario se despidió afirmando que fue un honor servirle al país como Presidente y agradeció todo el apoyo de los ciudadanos durante su gestión:

“Aunque fue mi intención buscar la reelección, creo que es en el mejor interés de mi partido y del país retirarme (de la contienda) y enfocarme únicamente en cumplir mis tareas como presidente por el resto de mi mandato”.

Aunque no dio su apoyo explícito a la vicepresidenta Kamala Harris, le agradeció por haber sido “una extraordinaria compañera” durante todo el proceso electoral.

Biden terminó cediendo a las presiones de su propio partido después de su participación en el primer debate de la carrera a la Casa Blanca contra el expresidente y candidato republicano Donald Trump. En los últimos días, decenas de legisladores y senadores le habían pedido que abandonara el testigo por su avanzada edad.

Su capacidad física y su agilidad mental representaban gran incertidumbre para el partido demócrata y el futuro del país. Biden, que se encuentra aislado en su domicilio de Delaware recuperándose de la Covid-19, explicó que en los próximos días se dirigirá a la nación para explicar su decisión.

Trayectoria política de Joe Biden

Con esto, el demócrata de 81 años engrosa así el club muy restringido de presidentes estadounidenses salientes que tiraron la toalla en su intento por conseguir un segundo mandato.

Le quedan poco más de cinco meses de presidencia, hasta el traspaso de poderes en enero, pero pone así fecha de expiración a una larga carrera política que se remonta a 1973 como senador de Delaware, un cargo que ostentó hasta 2009 con una promoción importante: la vicepresidencia del país de la mano de Obama, uno de los que ha contribuido a hacerle tirar la toalla.

Intentó sin éxito hacerse con la nominación presidencial demócrata en 1988 y 2008 y en los comicios de 2016 decidió no competir en parte por el duelo ante la muerte de su hijo Beau, fallecido de cáncer, y por la falta de tiempo para asentar una candidatura fuerte.

Pero desde que llegó al poder, pese a que en un primer momento dejó caer que solo iba a estar cuatro años, su convencimiento de que no había nadie más apropiado que él para frenar a Trump le han hecho aferrarse al puesto.

Ese convencimiento ha sido impulsado también por la primera dama, Jill Biden, pilar de su vida y de su campaña y, según los medios del país, una de las pocas voces de su entorno capaces de hacerle tomar uno u otro rumbo.

La resiliencia había marcado tanto su carrera como su vida: perdió a su primera esposa, Neilia Hunter, y a su hija de un año, Naomi, en un accidente de tráfico en la Navidad de 1972, justo después de haber sido elegido senador, y aunque entonces se planteó dejar la política, porque resultaron heridos de gravedad sus hijos Hunter y Beau, acabó jurando el cargo.

Hasta ahora parecía que su único obstáculo para seguir en la presidencia tras las elecciones del 5 de noviembre era la creciente oposición de los jóvenes y de la población árabe por el apoyo de su administración a Israel en su ofensiva contra Gaza.

Con su retirada acabará dejando en enero un legado de estabilidad económica, aunque no ha conseguido llevar la inflación al objetivo del 2 %, y de lucha entre otros por los derechos reproductivos de las mujeres. La Casa Blanca intentó sin cesar ni éxito que la población se fijara en estos últimos cuatro años de mandato y no en esa “mala noche” frente a Trump que finalmente ha desencadenado su salida.

Ahora el Partido Demócrata tendrá que encontrar a un sustituto o sustituta, cuando faltan pocos días para la convención prevista en Chicago (norte) a partir del 19 de agosto.

Su vicepresidenta, Kamala Harris, sería una elección natural, pero no automática, para convertirse en candidata demócrata.