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¿Qué tanto armamento de las Fuerzas Militares está perdido?

Continúan las investigaciones, mientras queda en evidencia que el enfoque en la presentación de los datos no fue acertado.

¿Qué tanto armamento de las Fuerzas Militares está perdido?

Desde ayer estamos todos hablando, después de unas declaraciones públicas del señor presidente, de lo que parecía ser una enorme pérdida de material de guerra que se le presentó a la opinión pública con un estimativo de un millón de unidades.

Eso, por supuesto, generó una comprensible alarma que ha venido teniendo en las últimas horas una serie de claridades, algunas de las cuales provienen de fuentes muy serias que hemos consultado aquí en Caracol Radio.

Cifras no surgen de una denuncia

Lo primero que es fundamental entender es que las cifras no surgen de una denuncia, sino de una investigación que ordena el propio Ejército. Se hace cada tanto, con el ánimo de asegurar que los inventarios estén actualizados, pero la revisión más reciente tuvo su origen en determinar si los explosivos usados en diciembre del año pasado para atacar peajes de la Vía al Llano podrían tener una procedencia oficial vía, por ejemplo, de robo a instalaciones militares.

La Inspección General del Ejército ordenó una revisión minuciosa, que se inspira en mecanismos de control fiscal de bienes públicos y de inventarios, para detectar cualquier posible ventana de irregularidad.

La actividad se focalizó en el Fuerte Militar de Tolemaida y también en unidades en Valledupar, en Riohacha (Batallón Cartagena) y en Buenavista, Guajira. Es una tarea que, además, continúa porque hay más visitas previstas para las próximas semanas.

El proceso es detallado y muy preciso, porque se destacaron alrededor de 150 inspectores militares que se dedicaron a contar físicamente, durante semanas, todo el material de estas unidades.

Es clave tener en cuenta que esta actividad gira alrededor de una palabra que ayuda a entender los procedimientos: inconsistencias. El Ministerio de Defensa cuenta con una plataforma logística para llevar los inventarios de material de la fuerza pública, que se llama SAP, y que permite integrar todos los departamentos logísticos de las fuerzas y saber exactamente que se tiene.

¿Qué hicieron los inspectores?

Llevar las cifras de la plataforma SAP y confrontarlas con el conteo que hicieron. Solo tres cosas podían pasar: que las cifras concordaran exactamente, que hubiese más material que el registrado en SAP o menos material.

El caso de que la cifra de conteo haya sido menor a la del SAP, es el fundamento de lo que sucedió, y lo que es determinante entender es que eso no quiere decir que se haya perdido el material. En buena parte esto puede obedecer a una falta de actualización y a reportes que no se han subido al sistema de parte de algunas unidades. Los investigadores no están automáticamente frente a un faltante, sino a una inconsistencia que tiene que ser investigada.

Como revelamos en 6AM Hoy por Hoy, el documento es confiable, pero la forma en que públicamente se interpretó no fue acertada, porque se expuso la cifra de inconsistencias como una cifra definitiva de pérdida. Un cálculo aproximado de la realidad indica que el millón de unidades que se dieron por perdidas puede ser muchísimo menor, quizás solo el diez o quince por ciento, después de que se hagan los cotejos del caso.

¿Qué responde el Ejército?

Habrá investigación sobre esas cien o ciento cincuenta mil unidades. Y ese porcentaje podría disminuir porque podría corresponder, además, a municiones gastadas, pero no reportadas, a cartuchos de la tropa.

Hoy el Ejército lo explicará oficialmente, pero el meollo del malentendido es que, de un documento confiable, se hizo una interpretación no del todo acertada, porque se tomó la desactualización de la plataforma SAP como un faltante confirmado.

Las divergencias entre los conteos y las plataformas no pueden ser entendidos como desaparición confirmada de material de guerra. Los datos son reales, confiables, pero el enfoque en la interpretación no fue acertado.