Radio en vivo

Ciudades

Entre jefes había un pacto de no agresión: radiografía de La Cordillera en el Eje Cafetero

El asesinato de ‘Berny’ podría desencadenar una serie de enfrentamientos entre bandas y jefes que buscarán un reacomodo de mandos para seguir controlando el microtráfico, extorsión, gota a gota y tráfico humano.

Foto: Colprensa

Pereira

La ola de violencia que se vive en la capital de Risaralda por cuenta del tráfico de narcóticos, y que se puso en evidencia con el atentado sicarial ocurrido el pasado 8 de octubre, da cuenta de la inmersión y acomodo de organizaciones narcotraficantes en Pereira, y en general en el Eje Cafetero, destino que ofrece las comodidades y calidad de vida para que a esta zona del país lleguen a instalarse los jefes de dichas bandas.

Así lo explicó el coordinador de la Mesa de Víctimas en Risaralda, abogado e investigador social, Eisenhower Zapata.

Eisenhower Zapata, coordinador de la mesa de víctimas en Risaralda, abogado e investigador social

Al confluir tantos cabecillas en la misma zona, más puntualmente en Pereira, se habían generado entre ellos pactos de no agresión, acuerdos que se ven rotos con la muerte de alias ‘Berny’, que era el segundo al mando de La Cordillera, y es por ello que, según Zapata, se van a generar una serie de retaliaciones, pues la banda se está preparando para enfrentarse con una organización que, en alianza con el Clan del Golfo, querrían a sacar del camino a Cordillera.

Eisenhower Zapata, coordinador de la mesa de víctimas en Risaralda, abogado e investigador social

El líder de la Mesa Nacional de Víctimas, aseguró que la estructura de mando de La Cordillera está conformada por cerca de 53 personas que empezarán a asumir nuevos mandatos tras el asesinato de ‘Berny’, para seguir teniendo el control del microtráfico en el Eje Cafetero.

Eisenhower Zapata, coordinador de la mesa de víctimas en Risaralda, abogado e investigador social

Pese a estas claras formas de operar y a tener el organigrama y la identificación de los cabecillas en todas las líneas de mando, manifestó que la falta de contundencia de las autoridades con los grupos delincuenciales evidencia una infiltración en entidades como Policía y Fiscalía, pues los operativos que se ejecutan en el Eje Cafetero, se filtran y fracasan.

Eisenhower Zapata, coordinador de la mesa de víctimas en Risaralda, abogado e investigador social

Con esta radiografía, se da por sentado que el homicidio de alias ‘Berny’ no refiere un debilitamiento de La Cordillera y que, por el contrario, habrá un reacomodo de mandos para seguir controlando las diferentes actividades ilícitas a las que se dedican, además de una preparación para posibles enfrentamientos con otras organizaciones.

Tráfico humano y alianzas entre La Cordillera y la Oficina de Envigado:

Parte del entramado delictivo que comete La Cordillera en Pereira y otras zonas del Eje Cafetero, lo realiza en articulación con organizaciones delincuenciales de otras partes del país, puntualmente la Oficina de Envigado en Antioquia y su alianza obedece a la presencia de Macaco en Itagüí, por lo que muchas operaciones se deben hacer con consentimiento de jefes de esos municipios.

Sin embargo, como confirmó la Policía Metropolitana y lo reafirmó el coordinador de la Mesa de Víctimas, Eisenhower Zapata, fueron ocho los sicarios que participaron del atentado contra ‘Berny’, varios de ellos provenientes de Itagüí, Envigado y Medellín y contratados por la organización que se está enfrentando a La Cordillera en Pereira.

Eisenhower Zapata, coordinador de la mesa de víctimas en Risaralda, abogado e investigador social

En medio de estas alianzas con otros grupos del país, Zapata mencionó que el tráfico de personas se ha convertido en otro fuerte, es decir, La Cordillera recluta jóvenes en el Eje Cafetero para enviarlos a delinquir realizando cobros de extorsiones, sicariato y cobros de gota a gota en otras ciudades, e incluso, en países como Perú, Ecuador y Brasil.

Eisenhower Zapata, coordinador de la mesa de víctimas en Risaralda, abogado e investigador social

Con las posibles retaliaciones que se puedan empezar a generar por cuenta del asesinato de uno los máximos jefes, líderes sociales advierten coloquialmente que Pereira se podría convertir en el “campo de batalla”, es decir, en el punto de convergencia de las diferentes organizaciones para sus enfrentamientos.