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¿Estamos condenados a no alcanzar la sostenibilidad por cuenta de prácticas corruptas?

Gabriel Delascasas y el profesor de la Universidad Externado, Gustavo Yepes López, hablaron con algunos expertos para entender la manera en el que la corrupción permea ámbitos que parecen tan distantes como la sostenibilidad

¿Estamos condenados a no alcanzar la sostenibilidad por cuenta de prácticas corruptas?

Cuando se habla de corrupción, difícilmente se piensa en el desarrollo sostenible. Pareciera que ambos conceptos pertenecieran a mundos distintos. Sin embargo, las “prácticas deshonestas y fraudulentas” tienen la capacidad de permear todos los ámbitos, incluso el de la sustentabilidad.

Así lo explicó el profesor de la Universidad Externado, Gustavo Yepes López, quien aseguró que estas conductas, que pueden provenir de individuos u organizaciones, pueden tener graves impactos en la sociedad.

“La corrupción alcanza cerca $2,6 billones de dólares, más o menos, 5 % del PIB. Esta puede aumentar hasta en un 40 % los costos de la construcción de la infraestructura de abastecimiento de agua. Y son necesarios hasta $12.000 millones de dólares para ofrecer agua potable y saneamiento, según la ONU”, señaló Yepes López.

¿Estamos condenados?

El director de la organización Transparencia por Colombia, Andrés Hernández, manifestó su preocupación frente al obstáculo que representa la corrupción, no solo para la sostenibilidad en el ámbito público, sino entorno la sostenibilidad en ámbitos privados como el empresarial o el ambiental.

“Desde hace 25 años venimos concientizando sobre los efectos que genera la corrupción en diferentes ámbitos. Es muy relevante poder poner esta problemática a la luz y en los lentes de análisis de la sostenibilidad”, señaló Hernández, quien expresó la necesidad e enfrentar este flagelo “de manera decidida”.

El director de la organización aseguró que ninguna sociedad es viable cuando las dinámicas ilícitas terminan siendo validadas por los valores de las comunidades.

De igual manera, señaló que estudios realizados por Transparencia por Colombia permitieron evidenciar que los ciudadanos más afectados por la corrupción son niñas, niños y adolescentes.

“Tenemos que enfrentar la corrupción como un crimen que nos está generando afectaciones, violaciones de derechos humanos, si no algo que necesitamos superar para poder cerrar las brechas de la inequidad muy fuertes que se presentan en el país”, señaló Hernández.

Recursos

Por su parte, el exsenador y exalcalde de Bogotá, Juan Lozano, compartió las repercusiones que tiene la corrupción en objetivos como el de la nutrición y protección de los menores de edad en el país.

Lozano compartió el ejemplo de las implicaciones de las prácticas deshonestas e ilegales frente a la implementación de iniciativas como el Programa de Alimentación Escolar (PAE) o la instalación de redes de acueducto en una población. En el que la desviación de recursos, impacta directamente en el resto de la población.

“Se ha demostrado como, con el PAE o con los planes de acueducto y alcantarillado se lucran contratistas, políticos y otros funcionarios públicos. Toda esta historia está documentada”, aseguró Lozano.

Unodoc

La coordinadora regional anticorrupción y delitos económicos de Unodoc, Andrea Agudelo, indicó que la corrupción es un “fenómeno cambiante y multifacético” que se ve representado en cuatro conductas.

El soborno, peculado, lavado de activos y obstrucción de la justicia son las principales prácticas que se entienden como actos de corrupción, los cuales buscan ser erradicados por el impacto que pueden tener en ámbitos públicos y privados.

“La corrupción no es cultural, y tampoco se puede decir que el colombiano es culturalmente corrupto. Algunos países no tienen tan presente el tema de la agenda pública, a veces ni se descubren los casos. El hecho que hayan más casos de corrupción, no quiere decir que sea más o menos corrupto”, concluyó Agudelo.