Mario Mendoza y su elogio al fracaso

Mendoza recuerda el curioso momento en el que llegaron los libros a su vida, luego de padecer una peritonitis que lo llevaron a permanecer siete meses en cuidados intensivos, y gracias a las coincidencias de la vida de toparse en el Colegio Refous con Eduardo Jaramillo, quien le mostró que la biblioteca era una de las “formas de la felicidad”, como decía Borges.

“Una tía me llevó un libro al hospital y eso fue el comienzo de una aventura que no ceza. Ese libro se llamaba: Cuentos de hadas francesas. Yo lo he buscado por todas partes y no lo he podido conseguir”, dice Mendoza, quien recuerda que después de esa temporada en el hospital salió con un morral lleno de libros.

Su relación con la escritura se estrechó a los 17 años, cuando empezó a escribir con cierta regularidad; sin embargo, no fue sino hasta los 38 cuando ‘Satanás’ vio la luz y le concedió el reconocimiento que desde ese día lo ha perseguido. No obstante, más allá de la quimera de la fama, Mendoza resalta el valor del fracaso y lo que ha representado en su vida.

“La gente suele hablar del éxito y del triunfo, pero a mí me parece más importante que habláramos del fracaso, porque es ahí donde uno va templando el carácter. Donde va preparando internamente su carácter para lo que viene”, dice Mendoza, mientras se pasan por su cabeza los días en los que rechazaban sus textos y cuando estaba sumergido en el pantano.

Fracaso

Durante 20 años trabajó con dedicación intentando seducir a los lectores con sus historias de realismo degradado, no obstante, se dio cuenta de que no estaba en sus manos: “uno no puede obligar a la gente a que lo lea o convencerla de que lo que uno está haciendo es importante”. Todo recaía en los lectores.

Scorpio City, su primera novela publicada, que transita en el género policiaco y se escenifica en El Cartucho, la que fue considerada la olla más grande de Latinoamérica, y relato de un asesino logran acaparar a un pequeño nicho de lectores que se inquietan por los personajes bizarros y la sordidez de la realidad. No obstante, se le aparece ‘Satanás’.

“Era un autor muy marginal, pero iba sosteniéndome hasta que llega ‘Satanás’. Y con este ganamos el premio Seix Barral en Barcelona”, dice Mendoza, quien escribió un texto en torno a la figura de Campo Elías, un antiguo compañero de Universidad que protagonizó una de las peores masacres en el país, y a una Bogotá indolente.

¿Qué está leyendo Mario Mendoza?

“Acabo de terminar y un libro bellísimo de textos breves de Víctor Gaviria, que se llama: Al fin y al cabo el césped no es tan verde. Y me fascinó, encantó. Nosotros hemos conocido a Víctor como director de cine, pero pocos saben que es un extraordinario poeta y escritor”, cuenta Mendoza.