¿Qué sigue cuando se anuncie una vacuna contra el coronavirus?
Caracol Radio le explica cómo es el proceso de aprobación y distribución de un posible fármaco que tiene cerca de 10 prototipos muy avanzados.
El aumento de los contagios diarios de coronavirus en el mundo y los nuevos confinamientos en lugares de Europa, India y Australia hacen que la expectativa por una vacuna contra el COVID-19 sea aún más grande para que el mundo pueda regresar a la normalidad.
En Caracol Radio explicamos qué sigue cuando una de las farmacéuticas que se encuentran en esta carrera pueda demostrar la eficacia y la seguridad de su fármaco y sea aprobado por las autoridades competentes.
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El doctor Felipe Lobelo, es un epidemiólogo colombiano, profesor de la Universidad de Emory en Estados Unidos y director de Medicina Epidemiológica y Salud Pública en el grupo Southeast Permanente. Él cuenta que en este momento hay 120 prototipos de vacunas contra el coronavirus y algunos bastante avanzados.
"Las farmacéuticas Pfizer, Moderna, la Universidad de Oxford en Inglaterra y un par de farmacéuticas en China han mostrado progresos o datos importantes y ya están en fase dos y tres de aplicación. Probablemente entre cinco y diez prototipos están bastante avanzados y con datos iniciales positivos", explicó el experto.
Sobre estás farmacéuticas hemos oído en las noticias durante los últimos meses cuando anuncian nuevas fases o progresos, pero ¿qué sigue cuando lleguen a anunciar que tienen lista su vacuna?
El doctor Lobelo explica que por ejemplo, en Estados Unidos las aprobaciones se dan después de que se muestren todos los resultados de la fase tres que tienen que ver con la seguridad y de las fases uno y dos que son sobre la efectividad. Es un proceso similar en el resto del mundo, pero en Estados Unidos la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha abierto la posibilidad de una vía rápida.
"Si se demuestra que es segura les permite a las farmacéuticas hacer el proceso de manufactura de muchas dosis, incluso antes de tener los datos finales. Si al final los datos muestran que tiene efectividad, aunque no sea del 100%, y si tiene algún beneficio en disminuir riesgo de infección o de severidad se podrá producir. Esto es para hacer más rápida la disponibilidad de la vacuna", señaló el médico.
Después de esa aprobación viene uno de los procesos que se consideran más complicados, pues se trata de la distribución de la vacuna, en la que desafortunadamente no todo el mundo tiene los mismos privilegios. El epidemiólogo explica que el acceso al fármaco depende de quién gane la carrera de la producción.
"Las farmacéuticas están en China, en la Unión Europea, en Estados Unidos y en Australia. Entonces supongamos que la primera es Moderna, aquí probablemente Estados Unidos tendría prioridad por ser de ese país y por haberse desarrollado con fondos de instituciones de salud de ese gobierno", cuenta Lobelo.
Sin embargo el doctor afirma que, probablemente en esta situación cambien las patentes y la distribución, pues ya muchas de las compañías y también la Organización Mundial de la Salud se han comprometido a la entrega equitativa.
"Probablemente las poblaciones mayores de 65 años serían las primeras en recibirla. Eso es importante porque si no se alcanza una inmunidad de rebaño, es decir 60-70% de la población, van a existir riesgos de foco de infección en distintas poblaciones y se puedan dar rebrotes en lugares en donde ya un gran porcentaje de la población ha sido inmunizada. Esto se debe a la interconexión del mundo", manifiesta el epidemiólogo.
Frente a esto líderes de África y algunos intelectuales firmaron una carta abierta para que la patente sea universal. Esto lo hicieron basados en la experiencia que han vivido con el ébola. De la misma forma líderes como Jacinda Ardern, Justin Trudeau y Pedro Sánchez pidieron que se garantice el acceso equitativo global y que esto no aumente las desigualdades en el planeta.
Finalmente, cuando la población pueda vacunarse también queda la incertidumbre sobre el tiempo necesario para saber que una vacuna es segura y bien tolerada. Este proceso podría tardar años pero en este caso se está haciendo más rápido.
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"La fase uno de Moderna duró aproximadamente dos meses, la fase dos es con 600 personas y ya se han reclutado todos los participantes. Y la fase tres probablemente se extiende por seis meses. Eso quiere decir que una etapa que duraría de tres a cinco años se ha rebajado y deja la posibilidad de tener vacunas disponibles a comienzos del próximo año", explicó el epidemiólogo.
Los pacientes que participen en estos ensayos seguirán siendo supervisados entre uno y dos años para ver cuáles son los potenciales riesgos no solo a corto sino también a largo plazo.