Karol Wojtyła era el arzobispo de Cracovia y fue elegido para dirigir a una Iglesia católica que no se reponía de la muerte intempestiva de Juan Pablo I, fallecimiento que sembraba dudas porque ocurrió 33 días después de su elección como sucesor de Pablo VI.
Juan Pablo II es recordado por su humanidad, por la fortaleza demostrada ante las dificultades, por ser un papa viajero, por pedir perdón ante las equivocaciones de la Iglesia, por ser el que más canonizó y beatificó personas, por acercarse a los jóvenes y por tender puentes con otras religiones.