El rostro de Juan Pablo II cubierto con un velo blanco para su último viaje

Desde el velo blanco que cubrirá su rostro, pasando por su última morada, la madera del ataúd o lo que se llevará consigo, el Vaticano ha previsto hasta el mínimo detalle del último viaje de Juan Pablo II.
Al papa más mediático que ha dado la Iglesia Católica en sus 2.000 años de historia le cubrirán el rostro con un velo de seda antes de la misa del funeral del viernes a la que asistirán en vivo y por televisión cientos de millones de fieles de todo el mundo.
"Es una gran novedad", dijo este martes el arzobispo Piero Marini, maestro de ceremonias litúrgicas del Vaticano, al presentar un libro con todas las disposiciones, plegarias y cantos para las tres horas de la misa, que será oficiada por el purpurado alemán Joseph Ratzinger.
"Que su rostro, que acaba de ser apartado de nuestra vista, contemple tu belleza y te confíe a su rebaño, eterno Pastor", reza el texto de la plegaria que pronunciarán.
El cuerpo de Juan Pablo II será introducido en un ataúd de madera de ciprés en una ceremonia íntima en la basílica vaticana antes de la misa.
Será entonces cuando monseñor Marini y el secretario privado del difunto papa, monseñor Stanislaw Dziwisz, cubrirán el rostro de Karol Wojtyla con el velo blanco "con respeto y veneración".
El cuerpo de Juan Pablo no ha sido embalsamado, pero ha sido "preparado convenientemente".
Pero el trabajo realizado por los especialistas está siendo criticado porque "está irreconocible, con el rostro demacrado" y una expresión artificial.
Después de la misa, el primer papa polaco de la historia será sepultado "bajo tierra", en una tumba de la cripta, a lado de la de San Pedro, justo en el lugar que en su día ocupó su predecesor Juan XXIII, hasta que el propio Juan Pablo II lo beatificó en el 2000.
"El Papa no dejó indicaciones sobre su sepultura, por lo tanto, se decidió enterrarlo en la cripta vaticana", justificó el que fue su portavoz, Joaquín Navarro Valls, al explicar las razones de que no se cumpliera el deseo de los polacos de que fuera sepultado en su país natal.
Como es tradición, Juan Pablo II, que ha dejado un "testamento" con su última voluntad, se llevará a su tumba una bolsa con las monedas de plata y bronce de su pontificado de casi 27 años, el tercero más largo de la historia.
La Congregación Cardenalicia, que se encarga de ultimar los pormenores de los funerales, no ha decidido todavía la fecha del inicio del Cónclave que elegirá al sucesor de Juan Pablo II. No obstante, ha decretado, por primera vez en la historia, la ley del silencio en las 44 hectáreas donde se asienta la Ciudad del Vaticano durante la duración de esta importantísima reunión de cardenales.
Los cardenales y las personas que están a su servicio, como monjas y religiosos, están obligados a guardar silencio so pena de excomunión.