Evocan vida de Hemingway en su casa de La Habana
Ava Gardner nadó desnuda en supiscina y las botellas semivacías de ginebra, whisky y ron aúnestán en el mueble-bar donde él las dejó, al igual que lascabezas de antílopes cazados en Africa o sus 9.000 libros.
LA HABANA.-- Ava Gardner nadó desnuda en supiscina y las botellas semivacías de ginebra, whisky y ron aúnestán en el mueble-bar donde él las dejó, al igual que lascabezas de antílopes cazados en Africa o sus 9.000 libros.La gastada piel de antílope donde solía colocarse paraescribir de pie en su máquina portátil sigue en el mismo sitio 43años después de que Ernest Hemingway dejó su querida casa cubana,dejando en ella sus cartas, fotografías, manuscritos, ropas ycolección de música.En la pared del baño se ven las anotaciones de su peso queapuntó cada día entre 1955 y 1960, cuando su salud empezó aresentirse con diabetes, cirrosis y alta tensión.En Finca Vigía, una extensión de nueve hectáreas sobre unacolina al este de La Habana, Hemingway vivió entre 1940 y 1960 yallí recibió a numerosos amigos, como los actores Gary Cooper,Esther Williams e Ingrid Bergman o los toreros Dominguín yOrdóñez.Y hoy en día esta casa es un verdadero museo sobre uno de losmás famosos escritores norteamericanos, lleno de muestras únicasde su personalidad, estilo de vida y últimos años.Hasta hace poco, debido al embargo de Estados Unidos sobre laisla caribeña, Finca Vigía estaba cerrada a los académicosnorteamericanos y admiradores del escritor en Estados Unidos.Pero aún así, numerosos americanos han viajado a Cuba,desafiando la prohibición norteamericana de visitar la isla, paracontemplar la propiedad donde Hemingway escribió "El viejo y elmar", la historia de la lucha entre un pescador y un pez espada,que le hizo ganar en 1954 el Nobel de Literatura.Los fans de Hemingway, que comparten la pasión por el mar yla pesca que le trajo a Cuba, disfrutan alquilando un bote en laMarina Hemingway y yendo a pescar en la Corriente del Golfo, ydespués saboreando mojitos y daiquirís en los lugares favoritosdel escritor en La Habana."Los norteamericanos siempre han estado fascinados con Ernestpor su imagen de macho. Lo ven como el gran seductor, el granbebedor, el gran pescador, el gran cazador, el gran amante de lavida", dijo su sobrina Hilary Hemingway.Cuba, donde el escritor vivió un tercio de su vida, encabezala investigación sobre Hemingway, a partir de que comenzó aorganizar desde 1997 una conferencia anual sobre su obra.El año pasado Cuba accedió a abrir Finca Vigía, cuyo sótanoestaba lleno de documentos, a académicos norteamericanos y a unproyecto de restauración con fondos estadounidenses.Los turistas, sin embargo, sólo pueden ver la casa desdeafuera, por las ventanas."La cosa única sobre Finca Vigía es que fue cerrada tanpronto como murió y se conserva esencialmente como el día en queél se fue de Cuba", dijo su sobrina, hija del hermano más jovendel escritor, Leicester, autor del libro "Hemingway en Cuba"."Se siente su presencia aquí, algo que no ocurre en otrascasas suyas o museos en Estados Unidos", añádió."Además de poder ver sus papeles y sus fotos, puedes ver sumueble-bar, todos sus discos y casi lo que pensaba, sentía,respiraba y lo que comía... cómo se sentía sobre la vida", dijo.Los documentos del sótano serán microfilmados y las copias seguardarán en la Biblioteca JFK de Boston. Entre esos documentoshay un epílogo rechazado del libro de Hemingway "Por quién doblanlas campanas", 3.000 fotografías y negativos sin revelar y cartasde Adriana Ivanchich, la condesa italiana de 19 años de la queHemingway se enamoró locamente.Los estudiosos de su obra tienen especial interés en sucolección de 9.000 libros, muchos de los cuales tienenanotaciones en los márgenes que pueden ayudar mucho a conocerlemejor."Esas anotaciones tienen un valor increíble. Hay libros portodas partes", dijo Linda Patterson Miller, una profesora deliteratura en la Penn State University, uno de los 65 expertosque asistieron este año a la conferencia anual sobre el autor."Cambió la manera en que escriben los norteamericanos.Cualquier escritor después de Hemingway, aunque le guste o no suobra, recibió su influencia", añádió.Las anotaciones con su peso en el baño son la "quintaesencia"de Hemingway, quien estaba obsesionado con la exactitud y eldetalle en su escritura, señaló Miller.Hilary Hemingway dijo que la diabetes, que sufren tambiénotros miembros de la familia, influyó mucho en los brotesdepresivos que le llevaron a suicidarse con una de sus escopetasfavoritas en su granja de Idaho.Hemingway tenía intenciones de regresar a su casa en Cuba,añádió la sobrina, pero le falló la salud."El había encontrado en Cuba el lugar perfecto para vivir yescribir, porque podía pescar y disfrutar el estilo de vidaespañol que él adoraba", dijo.En Finca Vigía, varios ancianos que llamaron "Papá" aHemingway cuando eran jóvenes, lo recuerdan como un hombreamistoso que les dejaba entrar en su jardín para jugar al béisbolcon sus hijos y coger mangos, pero nunca cuando estabatrabajando.Algunos visitantes estadounidenses, como David Martens,presidente de un periódico de Pennsylvania, no se cansan devisitar Finca Vigía una y otra vez.El lugar favorito de Martens es junto a la piscina, dondesolía estar la pista de tenis y donde ahora está el bote de pescarestaurado, "Pilar"."Me siento aquí con la brisa y tranquilamente me imagino aHemingway sentado en su bote", señaló.



