El último adiós a Electricaribe

Hermanas, hermanos: estamos hoy aquí reunidos para decirle adiós a Electricaribe...

No sé si Electricaribe ascenderá a los cielos pero sí que hoy le dedican fuerte y claro el corito celestial de Édgar Perea.

Si bien estamos aquí para dar el último adiós, es necesario aclarar que este no es un velorio porque en este punto ya la gente estaba cansada de andar prendiendo velas por Electricaribe. De hecho, hubo velas por otros que nadie hubiera querido encender.

Hoy entramos a una nueva etapa, el pasado queda atrás. No vale la pena almacenar rencores para quienes se quedan en el mundo de los vivos... de los vivos que contrabandeaban energía o que salían a amenazar a los técnicos de Electricaribe que iban a cortar la luz.

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Reitero mi invitación a pensar en el futuro. El servicio de Electricaribe nos confirma esa norma de que "no hay muerto malo", pero justamente por ser la excepción. Les quiero invitar a que en una sola voz nos unamos para despedir de la mejor manera a esta compañía, vamos a hacerlo con total actitud de recogimiento de impuestos y de cartera.

Oremos por Electricaribe: dale señor el descanso eterno, brille para él la luz perpetua con racionamientos, sobrecargos a la factura e intereses de mora.

Ojalá que a Electricaribe no se le funda la luz que está viendo al final del túnel para que no haya riesgo y decida devolverse.