Hospital San Juan de Dios, una historia de abandono y negligencia
El verdadero delito estuvo en dejar que este hospital, alguna vez el más grande e importante del país, quedara en este estado de abandono.
El Hospital San Juan de Dios, una historia de abandono y negligencia
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El Complejo Hospitalario San Juan de Dios sigue siendo, a pesar del abandono, un símbolo de la historia de la medicina en Colombia. Su lote tiene 13 hectáreas y hay en él construidas 24 edificaciones, muchas de ellas sin usarse desde el año 2001, cuando fue clausurado definitivamente. Unos meses después, en el 2002, y tal vez como una reivindicación histórica, el Hospital fue declarado como un bien público y un monumento nacional. Su historia se remonta a 1561, cuando el arzobispo fray Juan de los Barrios y Toledo donó unos terrenos para construir lo que se conocería como el Hospital San Pedro.
El doctor Jorge Arango Díaz, defensor del hospital y médico de la Universidad Nacional, cuenta en un texto en Razón Pública que "en 1723, después de doscientos años de ruegos, el Rey Felipe V ordenó construir un hospital para atender a sus súbtidos en estas tierras. Así, en 1739 se creó en ese mismo lugar el hospital de Jesús, María y José"
Su historia, entonces, es larga, y su abandono dice mucho de lo que somos como sociedad. Lo primero que se ve desde la carrera 10 es una entrada con rejas negras custodiada por dos vigilantes. Por allí pueden ingresar pacientes que buscan una consulta externa en el único piso habilitado para prestar servicios médicos. Lo rescató en el 2015 el entonces alcalde Gustavo Petro, y lo dejó operando con 25 consultorios que atienden 1000 pacientes cada día. Detrás de la torre central, sin embargo, hay una malla que separa lo que alguna vez fue el Complejo Hospitalario San Juan de Dios. El ingreso está prohibido.
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Este Fue alguna vez el Hospital universitario más importante del país, se formaron miles de médicos, muchos de ellos que siguen ejerciendo la medicina. Pero hoy, la realidad es bien distinta: buena parte de los 24 edificios del complejo están en ruinas, son pasillos llenos de basura, muebles viejos, desperdicios inclasificables, vidrios rotos y humedad. Me acompaña el doctor Alberto Mayorga, que terminó sus estudios de medicina en el Hospital San Juan de Dios. Me cuenta que esa casa destruida que se ve a la derecha de la Torre Central, fue alguna vez el pabellón de los presos. Y que ese edificio ladeado de 9 pisos que está detrás de la Torre sirvió como su casa durante varios años. "Ahí tenían las oficinas los profesores, y los residentes vivian en los pisos de arriba".
Seguimos caminando por las ruinas traseras de la Torre Central, entramos al primer piso y tenemos que pasar por encima de bolsas de basura acumuladas en sus pisos destruidos. El segundo piso, que alguna vez sirvió como la unidad de cuidados intensivos, tiene los vidrios rotos, las paredes cuarteadas y los pisos sin baldosas. Este es el estado general de casi todas las edificaciones.
En marzo, cuando Colombia enfrentaba el desafío de aumentar su capacidad hospitalaria de unidades de cuidato intensivo, el senador Gustavo Petro escribía en su cuenta de twitter que en el San Juan podían ponerse camas de cuidado intensivo
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En el recorrido por estas zonas de las que habla el senador, me acompaña, además del doctor Mayorga, la doctora Martha Yolanda Ruiz, Directora de provisión de servicios de la Secretaría de Salud. Cuando le pregunto por la afirmación de Petro, me explica que una unidad de cuidado intensivo "necesita unos servicios de apoyo que no existen acá. Si yo voy a atender a un paciente, necesito un servicio de laboratorio clínico, porque necesito monitorear sus parámetros sanguíneos, necesito salas de cirugía, porque los pacientes en una UCI pueden rápidamente descompensarse, necesito imágenes diagnósticas, un servicio de farmacia robusto, que tampoco hay acá". Nada de esto existe en lo poco que queda del Hospital San Juan de Dios.
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Caminamos luego hasta otra de las zonas que recuperó el ex alcalde Petro, que era antiguamente el servicio de urgencias del hospital, y que se ve en mejor estado que las ruinas de los otros edificios. En esta área estás las 38 conexiones que dejó el ex alcalde. Le pregunto al doctor Mayorga, que lleva los últimos 12 años trabajando en unidades de cuidado intensivo, si cree que acá se pueden instalar las UCI. Mira lo que hay y dice "Eso es pura demagogia, porque como dice la doctora Ruiz, poner eso sin toda la infraestructura de apoyo alrededor no sirve. Claro, usted puede hospitalizar al paciente, pero la atención que se va a brindar será mala y la mortalidad será muy alta". A Petro, sin embargo, sí se le debe reconocer el interés por recuperar el Hospital, fue él quien lo reabrió en el 2015, y también por poner esta discusión en la mesa diaria de la opinión pública.
Volvemos al parqueadero que está justo al frente de la Torre Central del hospital, que será derribada en los próximos meses. La licitación para la construcción y dotación del nuevo Hospital ya finalizó, y se lo ganó la Sociedad Anónima de Obras y Servicios, COPASA Colombia. Esa obra se debería iniciar este año, entregarse en el 2023 y costar $466.576 millones de pesos. Tendrá 312 camas y 46 consultorios. Algunos médicos creen que 312 camas son pocas, que el proyecto debió ser mucho más ambicioso, y que otros hospitales públicos de grandes capitales latinoamericanas tienen más de 1000 camas.
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Los opositores al proyecto, que dejó amarrado el ex alcalde Peñalosa y que Claudia López adjudicó en esta administración, dicen que tumbar la Torre Central es un delito patrimonial. La Universidad Nacional hizo un Plan de Manejo y Protección del Hospital San Juan de Dios.
Busqué al profesor Juan Carlos del Castillo, que dirigió este grupo de la Nacional que emitió este concepto. Me atiende por teléfono y me explica que ellos, en el equipo que estudió este asunto, decidieron optar por la conservación del edificio, o sea, una intervención que no implicara la demolición, pero que reemplazarla por una estructura nueva era también una opción válida.
El 10 de julio en el portal La Línea del Medio, el profesor escribió un texto en el que explicaba que "La cuestión de la Torre Central no constituye una cuestión de principios, ni de ello depende la integridad y permanencia del patrimonio que representa el San Juan de Dios". Le pregunté sobre esta afirmación, y me dijo "el patrimonio del San Juan no entra en riesgo por el reemplazo de la Torre Central", cosa que también, por cierto, está dicha en el texto.
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El verdadero delito estuvo en dejar que este hospital, alguna vez el más grande e importante del país, quedara en este estado de abandono. El profesor del Castillo dice, también, que el riesgo sobre el patrimonio del complejo hospitalario no es nuevo, ni apareció en las últimas alcaldías, ni tampoco se reduce a la conservación o reemplazo de la Torre Central. Falta ver qué hará el distrito con el resto de las edificaciones, muchas de ellas construidas por especialidades y siguiendo el modelo francés. Es claro que el presupuesto de casi 467 mil millones no alcanzará para recuperar todo el complejo. Y que sin esa intervención, el Hospital San Juan de Dios no se recuperará del todo.