Ruben Blades, regresa al cine
La película titulada "Yo no me llamo Ruben Blades" se estrena en Colombia el 13 de septiembre
Rubén Blades, ganador de 17 premios Grammy, abrió las puertas de su hogar al cineasta Abner Benaim, quien además lo acompaña en su gira de conciertos y muestra las ambiciones, tanto musicales como políticas, que aún tiene el panameño de nacimiento y neoyorquino por adopción.
El documental, que cuenta con la participación de Sting, Paul Simon, Gilberto Santa Rosa, Tito Puente, Andy Montañez, Residente, Ismael Miranda, Eddie Montalvo, Ralph Irizarry y Larry Harlow, entre otros se estrenará en 10 países de Latinoamérica: Panamá, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Perú, República Dominicana, Puerto Rico, Argentina y Chile.
A su estreno mundial en el Festival de Cine y Música South By Southwest (SXSW) en Austin (Texas) donde se llevó el Premio del Público, se suma su paso por el Festival de Cine de Lima y el Festival de Cine Latino de Nueva York donde fue la película de apertura y en el Festival Latino de Sidney (Australia) y de Santander (Colombia), en su noche de clausura.
“Yo tengo mi testamento hecho. Esto es una parte de ese testamento, es decir cosas que es importante decir, porque si no las digo y no las aclaro ahora, otros van a tratar de interpretar y no va a ser lo mismo”.
Así describe Rubén Blades este documental que durante hora y media hace un recorrido por su vida artística, pero también por su vida personal, un escenario que ha blindado siempre a toda costa, lo que hace aún más valioso que haya dejado traspasar la puerta de su hogar al director Abner Benaim, con quien habló hasta de su hijo Joseph, a quien conoció cuando ya tenía 37 años.
Y es que cuando una persona hace un testamento hace un inventario de lo que posee y le busca destino a esos bienes. En este documental Rubén Blades hace un testamento de su ser, de quien ha sido y de quien es, pensando en eso de que “cuando uno tiene más pasado que futuro debe organizar su tiempo
Por primera vez el polifacético artista panameño abre las puertas de su hogar, impenetrable hasta el momento, y de su corazón para hacer una retrospectiva sincera a su carrera, donde se puede ver al cantante, al compositor, al hombre, a la celebridad e incluso al padre tardío.
El propio Rubén Blades en conversación con el director Abner Benaim narra la película que transcurre esencialmente entre Nueva York, hogar de buena parte de su desarrollo profesional y su natal Ciudad de Panamá. Recorriendo las calles y los lugares que han sido testigos silenciosos de su camino, vemos a un Rubén Blades reflexivo, espiritual, con sus pasiones y sus temores, que no reconoce del todo la fama mundial que posee y que se sorprende de los roles que ha desempeñado. El título Yo no me llamo Rubén Blades explica un poco ese conflicto de reconocerse como figura pública.
El documental también apuesta por recordar que Blades tiene muchas facetas que ha desempeñado con todo compromiso y éxito: abogado, ministro, compositor, político, activista y actor. Pero su esencia sin duda es la música y el canto y con ellas la película reserva varias sorpresas para sus fanáticos, quienes lo reconocen por su lírica cargada de contenido social y político.
Ese es su gran legado y la apuesta arriesgada que lo llevó a diferenciarse de artistas pesados de éste género musical como Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Celia Cruz o Richie Ray. Sus letras son historias, historias de pueblos, de vidas, de verdad, de amores, desamores e injusticias que se preservan en la universidad que lo vio graduarse, Harvard.
Entre la cotidianidad de algunos días -no continuos sino conseguidos a lo largo de tres años-, Blades revela el proceso de creación de algunas de sus canciones emblemáticas como Pedro Navaja, Plástico, Tiburón, Caina, además de hablar de su relación con su colega Willie Colón, de las rivalidades lógicas y sanas con Lavoe y los problemas que contrajo con la emblemática Fania All Stars.
Yo no me llamo Rubén Blades se centra mucho en la persona, lo que le da un aire nuevo a este tipo de películas, no faltan esos recorridos con imágenes de archivo, con visitas al backstage, en los conciertos, el público y otros cantantes, músicos y productores como Sting, Paul Simon, Gilberto Santa Rosa, Tito Puente, Andy Montañez, Ismael Miranda, Eddie Montalvo, Ralph Irizarry, Larry Harlow y Residente que aparecen ahí para certificar sus cualidades, sus dones y su importancia en la industria musical.
Yo no me llamo Rubén Blades es un documental minimalista, directo, íntimo, honesto y con una nostalgia agradable. Es producido por Abner Benaim, Gema Juárez y Cristina Gallego. Tiene como casas productoras a Apertura Films (Panamá), Gema Films (Argentina) y Ciudad Lunar (Colombia), en asocio con Caracol Televisión.