Los socorredores voluntarios que salvan vidas en las emergencias mineras
Actualmente hay 3.000 personas en salvamento minero y 1.300 voluntarios a nivel nacional, y en boyacá 120 socorredores mineros.
Tunja (Colombia)
Sebastián Torres es un sobreviviente de una tragedia minera en Boyacá. Desde el año 2017, hace parte del voluntariado de socorredores mineros del departamento de Boyacá y se ha venido preparando para salvar y rescatar a otros mineros después de perder a su hermano de 42 años, y a ocho compañeros suyos, en una explosión en la mina de carbón donde trabajaba y se salvó de milagro.
Torres es minero de profesión, labora en una mina de carbon de Corrales en Boyacá, y cada que hay una emergencia, se pone su uniforme verde, para sacar con vida a los mineros que queden atrapados.
“Los mineros todos somos familia. Mi familia no estuvo de acuerdo en que después del accidente que acabó con la vida de mi hermano, yo siguiera en este trabajo; pero, no hay otras opciones laborales. Sin embargo esto va más allá, la minería es una pasión, y por eso sueño con seguir estudiando, porque creo que sí le falta a Colombia profesionalizar al minero, hacer que ellos no entren a las minas sin tener conocimiento, no estoy de acuerdo en que el trabajo sea tan empírico, debe haber academia para antes de meterse a las minas”, dijo en Caracol Radio el joven minero de 26 años, oriundo de Corrales (Boyacá).
Habló sobre cuál puede ser la razón de los numerosos y continuos accidentes mineros en el país, y reconoce que el exceso de confianza, es un factor determinante en las tragedias.
“A veces se arriesgan vidas por intentar sacar más carbon para obtener un beneficio económico, y a veces, por ser tercos dentro de las minas. El llamado es a que todos tengamos conciencia de nuestras vidas, que acatemos las recomendaciones, pero que las instituciones nos acompañen, que no nos dejen solos, que nos eduquen para hacer minería bien hecha”, sostuvo Torres.
Las personas que intervienen en una acción de rescate minero, funcionarios y socorredores, están expuestas a innumerables situaciones de riesgo como: caídas de rocas, atmosferas contaminadas y/o explosivas, inundaciones, incendios, atrapamientos, riesgos biológicos etc.
Sin embargo, lo más difícil de su trabajo señala Sebastián es el dolor y la angustia de las familias de los trabajadores que se ven afectados en las emergencias: “lamentablemente en algunas ocasiones no tenemos la satisfacción de entrar y rescatar con vida a las personas, encontrar compañeros, conocidos sin vida y entregarlos a sus seres queridos es una escena muy dura, lo más difícil de este trabajo”.
Cada vez que se incorpora a una labor de rescate, Sebastián se encomienda a Dios y a su hermano para que desde el cielo lo guíen y saquen en victoria. Así como lo ocurrido en Sativa, una experiencia que describe fue muy bonita y gratificante.
Certificado como socorredor minero y voluntario que apoya la atención de emergencias mineras, el menor de los hermanos Torres se convierte en multiplicador de una cultura de prevención y seguridad en su puesto de trabajo y en la región.
Dispuesto a responder el llamado de apoyo cuando se necesite, Sebastián no duda en formar parte de la cuadrilla y acompañar las labores de rescate que le ponen el credo en la boca a doña Julia, una labor que a ella no le simpatiza pero que aplaude por la valentía de su muchacho.
Sin una remuneración económica adicional por su labor como socorredor, Sebastián tiene el deseo de ser ejemplo y un referente para otros jóvenes de la región “independientemente de los riesgos, la situación que viví y la pérdida de mi hermano
La meta del apasionado voluntario es seguir estudiando, su próximo reto es formarse como coordinador logístico de salvamento minero y formar una cuadrilla para participar en las olimpiadas nacionales de seguridad y salvamento minero, evento que se adelanta cada dos años y que, para esta vigencia en su quinta versión, se desarrollará del 10 al 12 de noviembre en Zipaquirá y Nemocón.
“Siempre hay alguien que nos espera, por eso debemos cuidarnos y pensar siempre en la seguridad. Identificar riesgos y ponerles atención por mínimos que sean, no pasarlos por alto, informarlos ya que son acciones pequeñas que llegan a salvar vidas”, ese fue el mensaje final del joven minero socorredor.