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Llegó a Colombia el confeso asesino del Padre Darío Valencia: pronto iniciará el proceso judicial

El ciudadano llegó al Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá.

Foto: Migración Colombia

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Migración Colombia confirmó la llegada al país de Julián Eduardo Cifuentes Gómez, quien confesó ser el homicida del sacerdote Darío Valencia Uribe y que fue entregado a las autoridades nacionales en el marco de un proceso de extradición desde Francia.

El ciudadano arribó en un vuelo comercial procedente de París que aterrizó en el Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá, donde fue recibido por oficiales de Migración Colombia en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, el Gaula y agentes de Interpol.

Tras su arribo, el ciudadano fue sometido a verificación plena de identidad y a los controles migratorios establecidos para este tipo de procedimientos. Posteriormente fue trasladado bajo estrictas medidas de seguridad y puesto a disposición de las autoridades competentes, que continuarán con las diligencias judiciales correspondientes para el avance del proceso penal en Colombia.

La directora general de Migración Colombia, Gloria Arriero, destacó que el procedimiento se desarrolló en articulación permanente con autoridades francesas e Interpol, garantizando una entrega segura y conforme al marco legal vigente. “Desde Migración Colombia hemos trabajado de manera coordinada para asegurar su retorno a Colombia y su entrega inmediata a las autoridades judiciales”, señaló.

Foto: Migración Colombia

¿Cómo habrían ocurrido los hechos?

Recordemos que el sacerdote Darío Valencia Uribe desapareció en abril de 2024 en Pereira, después de encontrarse con Julián Eduardo Cifuentes, días más tarde su camioneta fue encontrada abandonada en un parqueadero público de Viterbo, Caldas, donde se hallaron rastros de sangre y un impacto de arma de fuego en el tablero, elementos que orientaron las primeras líneas investigativas.

El 30 de abril, Cifuentes Gómez fue retenido por las autoridades francesas al arribar al continente europeo. Durante varios meses guardó silencio y no aportó información sobre el paradero del sacerdote. Solo hasta septiembre del año pasado, durante una diligencia en presencia de funcionarios judiciales enviados desde Pereira, confesó el crimen y entregó las coordenadas donde había dejado el cuerpo del párroco.

Posteriormente, la Policía y el CTI localizaron el cadáver en una zona boscosa de Belalcázar, Caldas, confirmando el desenlace del caso que conmocionó a la comunidad religiosa y ciudadana de Risaralda.

La Fiscalía se declaró lista para continuar el proceso judicial una vez se materialice la llegada del detenido.

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