Agresión tierna: la razón por la que nos dan ganas de estrujar las cosas que nos parecen tiernas
¿Qué pasa si no controla los impulsos? Es una condición natural, pero hay que tener cuidado al momento de gestionarla
Closeup of a baby boy having his cheeks squeezed until his mouth forms an "O." / Joel Rodgers
De seguro, en algún momento se ha encontrado con un cachorro o un recién nacido tan tierno que le han dado ganas de estrujarlo, o puede que cuando ve a su pareja una emoción lo invada y le provoque querer morderla o espicharla.
Tranquilo, sabemos que no le hará daño al animal o a la persona, de hecho este comportamiento es más común de lo que cree. Sin embargo, ¿nunca se ha preguntado por qué se da esta reacción?
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Explicación científica de por qué dan ganas de hacerle daño a las cosas tiernas
La lógica que hay detrás de este comportamiento es psicológica y tiene que ver con las “expresiones dimorfas”. El médico general Polo Guerrero, famoso por sus videos educativos y didácticos en internet, explica que estas expresiones son reacciones contradictorias al estado emocional que se experimenta en ese momento. Razón por la cual reímos al estar nerviosos o lloramos de la felicidad.
Puede que suene incoherente, pero la realidad es que es una respuesta natural y de preservación. Verán, cuando nos abruma una emoción, el cerebro se siente confundido y amenazado al no poder gestionarla, por eso activa una repuesta proporcionalmente contraria para así nivelar la emoción.
Por eso, cuando vemos algo tan tierno que nos sentimos abrumados, la respuesta de nuestro cerebro es activar una reacción directamente opuesta: la agresión. Lo más común es que esto suceda ante la presencia de un animal o bebé adorable, pero también se suele presentar en situaciones de pasión o amor desbordado con la pareja, resultando en mordiscos suaves o ligeras agresiones.
¿La agresión tierna es peligrosa?
Muchos expertos manifiestan que estas intenciones son totalmente normales, e incluso demuestran el gran aprecio y amor que usted siente por su pareja, bebé o animal. También explican que es solo una intención que no pasa de apretar los cachetes o abrazar muy fuerte, de hecho, en la mayoría de los casos la intención nunca llega a ser consumada.
En un artículo publicado por la Universidad de Nueva Gales del Sur, la profesora en psicología social, Lisa A. Williams, explica que dentro de la evolución humana, las cosas tiernas empezaron a asociarse con la idea de “indefensas”, por lo tanto, empezamos a tratarlas con especial cuidado, aun cuando nuestro cerebro experimentara “expresiones dimorfas”.
Sin embargo, la profesora también especifica que si la persona se deja llevar por la potencia de la emoción de ternura, esta no tendrá las mejores prácticas ni la noción para cuidar de la criatura.
¿Qué pasa si no controlo los impulsos?
Hay que entender que este mecanismo busca satisfacer al cerebro, por lo que en casos muy raros la persona puede llegar a sentir un placer por experimentar este tipo de emociones, lo cual no supone un riesgo inminente.
Ahora, estas se tornan peligrosas en el momento en que el sujeto no tenga autocontrol, y no logre diferenciar el impulso de la acción. En esos casos será necesario visitar a un profesional para que le ayude a gestionar estas emociones.