¿Qué esperar de la migración en América Latina con la llegada de Donald Trump al poder?
Analistas consideran que la situación migratoria es lo suficientemente crítica, un panorama que podría empeorar si se llegan a materializar las propuestas de campaña de Donald Trump.
En Hora20 una mirada a fondo a la migración, el panorama actual en América Latina y la frontera sur en Estados Unidos, las consecuencias de la llegada de Donald Trump a la presidencia, los planes de deportación masiva, las ideas de cerrar la frontera y el efecto que tenga sobre las dinámicas migratorias en zonas como México, Centroamérica y la frontera entre Colombia y Panamá vomo zonas de tránsito en búsqueda de llegar al norte. El análisis a la viabilidad de las propuestas y la forma como la región debería responder ante las decisiones que tome Washington.
Lo que dicen los panelistas:
Catalina Lobo-Guerrero: periodista, autora del libro ‘Los restos de la revolución’, explicó que se han dado cambios en países de la región en temas migratorios como el endurecimiento en visas y requisitos, sobre todo, en migrantes venezolanos, “en la región hay fatiga y si bien no un fracaso en políticas de integración, sin duda hay un mensaje de que la región dice que no nos podemos hacer cargo”. Recordó que países como Chile ha dicho que no puede recibir un migrante más, “la gente, mientras no tiene mejores condiciones económicas, ni mejores oportunidades de disfrutar de derechos humanos, políticos y participación, buscará otras oportunidades”. De hecho, planteó que tras lo ocurrido en las elecciones del 28 de julio en Venezuela, la migración venezolana no ha parado y se han visto flujos migratorios hacia Brasil, Colombia y tránsito hacia Panamá, “de otro lado, cada vez hay más migrantes desde Ecuador, de Haití, Nicaragua y países centroamericanos”.
Para Julio Londoño, diplomático, excanciller y exembajador, la migración fue un tema central en campaña y generó un hecho sin precedentes y la gente empezó a sentirse insegura en algunas ciudades de Estados Unidos, “en algunas ciudades se habló del Tren de Aragua, en algunos ciudades hubo atracos, robo de automóviles, algo a lo que no estaban acostumbrados”. El exdiplomático lanzó la teoría relacionada en la que Donald Trump estaría interesado en negociar con Nicolás Maduro para que reciba a los migrantes venezolanos ilegales que sean capturados en Estados Unidos a cambio de algunas consideraciones y concesiones por parte de Washington.
De otro lado, recordó que Fidel Castro pactó con Estados Unidos la restricción de migrantes cubanos hacia EEUU, “se reunía una comisión bilateral para acordar en contraprestación cuántas visas de residentes daban a los cubanos; daban 20 mil visas de residentes a cubanos, mientras Colombia tenía derecho solo a una”.
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Jose Guarnizo, periodista y director de Vorágine, señaló que se habla mucho de endurecer las condiciones para los migrantes, pero resaltó que basta con ver las condiciones actuales para darse cuenta de que esas condiciones ya sin difíciles. “Las cifras de migrantes por el Darién son un indicador y síntoma de cosas que pasan en la región. Son personas que migraron por segunda vez, son venezolanos que hicieron intento de migrar hace un tiempo y no lograron integrarse a países como Argentina, Chile o Colombia”.
Destacó que un punto central de la discusión es quién regularizará a los migrantes después de que lleguen de otro país, “en el gobierno anterior se impulsó el estatuto temporal de regularización y eso con sus defectos, ha funcionado”. Por último, dijo que si se endurecen las condiciones, no cree que cambie mucho el panorama en toda la región en cuanto a las dinámicas migratorias.
Juanita Goebertus, directora para las Américas de Human Rights Watch, planteó la manera como operan grupos criminales en el Tapón del Darién y el efecto que tiene sobre las dinámicas migratorias en la región, “hay grupos criminales que separan hombres y mujeres, hay amenazas de violencia sexual, tocamientos, violencia sexual y golpizas e incluso homicidios. Es un territorio sin control por parte de autoridades colombianas y panameñas”. Resaltó que el soporte humanitario en gran medida se financia por recursos internacionales del gobierno de EE. UU. se concentra en lugares de salida como Turbo y Necoclí y en territorios indígenas en Panamá, “pero en el bloque de selva no hay apoyo humanitario y menos control de Policía”. Detalló que en los últimos 15 años la región ha pasado de 7 millones a 15 millones de migrante, convirtiéndose en una zona de migración masiva, “la situación más grave es la de Venezuela y hay dos razones por las que salen: represión política que es un grupo que viene en aumento desde el 28 de julio en el tránsito hacia Colombia. Fueron testigos, o recogieron actas, y son perseguidos y por el factor económico”.
Remarcó que las personas no salen porque quieren, se ven forzados y no hay otra alternativa, “lo más duro son las familias que tienen clara la violencia a la que se enfrentan y dicen que no tienen nada que perder”. También detalló que hay una correlación de política de externalización de EE. UU. que no reduce el número de migrantes que llegan a frontera sur, sino que migrantes escogen rutas más peligrosas, “Colombia y Panamá tomaron medidas de tener algo más de presencia institucional, pero sigue siendo una situación precaria. Colombia no tiene control migratorio de esa frontera”.
Por último, dijo que en EE. UU. hay unos 11 millones de migrantes que no han legalizado su situación, “el 66% son mexicanos y centroamericanos, con lo cual, esa resultaría siendo la región más afectada”, además, por los factores económicos, pues las remesas de migrantes son un rubro fundamental de las economías de estos países.