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Las claves del ataque terrorista en Rusia

El ataque en la sala de conciertos Crocus City Hall es calificado como el peor atentado terrorista vivido en Rusia desde 2004.

Policía ruso de guardia en cercanía del Crocus City Hall. Foto: EFE/EPA/MAXIM SHIPENKOV / MAXIM SHIPENKOV

El ataque perpetrado el viernes contra una sala de conciertos en las afueras de Moscú es el atentado terrorista más grave en territorio ruso desde la matanza de Beslán (2004).

Más de un centenar de muertos

Al menos 115 personas murieron en el ataque ocurrido el viernes en torno a las 8:00pm hora local antes de un concierto en la sala Crocus City Hall de la ciudad de Krasnogorsk, en el noroeste de Moscú.

Las autoridades admiten que el saldo mortal podría aumentar “considerablemente” en las próximas horas, ya que los equipos de rescate aún están buscando cadáveres entre los escombros del edificio, donde aún no ha sido extinguido el incendio.

Además, en los hospitales hay 107 heridos, de los que 44 se encuentran en estado grave y 16, muy grave, según fuentes del Ministerio de Sanidad.

Cuatro hombres armados con fusiles automáticos y explosivos

Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB), cuatro hombres armados con fusiles automáticos, explosivos y bombas incendiarias perpetraron el brutal ataque.

Los atacantes pudieron huir, pero fueron hoy detenidos junto a otras siete personas en una carretera de la región de Briansk, fronteriza con Ucrania. Tras ofrecer resistencia, algunos de los detenidos resultaron heridos.

De acuerdo con los servicios de seguridad rusos, los terroristas pretendían cruzar la frontera hacia Ucrania y mantenían “contactos” con representantes de ese país, que les habrían garantizado una escapatoria.

El Estado Islámico reivindicó el ataque

El grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el tiroteo, según informó en Telegram la agencia Amaq, su órgano de propaganda.

Según los expertos, los yihadistas habrían decidido castigar a Rusia por su papel en la defensa del régimen sirio de Bachar al Asad, la liquidación de la guerrilla islamista en Chechenia y su decisión de cooperar con los talibanes, enemigos del Estado Islámico.

El último ataque yihadista contra territorio ruso tuvo lugar en 2017 contra el metro de San Petersburgo, donde murieron 17 personas y otras 64 resultaron heridas.

Políticos rusos han sugerido que Ucrania podría estar detrás del ataque, aunque Kiev lo ha negado categóricamente, refutación que fue respaldada por Estados Unidos.

Rusia reconoce que EE.UU. avisó del ataque

Las embajadas occidentales avisaron el 8 de marzo sobre posibles atentados terroristas en aglomeraciones coincidiendo con las elecciones presidenciales del 15-17 de marzo, pero el presidente ruso, Vladímir Putin, descalificó esas advertencias.

De hecho, el día anterior el FSB dijo haber neutralizado en la provincia de Kaluga una célula del Estado Islámico que pretendía atentar contra una sinagoga en Moscú.

Los servicios de seguridad informaron el sábado a la agencia TASS que EEUU proporcionó esa información a Rusia, pero “tenía un carácter general, sin ningún dato concreto”.

Putin imparte órdenes, pero mantiene silencio

Putin, que el jueves fue confirmado como presidente electo por un quinto mandato de seis años, aún no ha emitido ningún comentario sobre lo sucedido en las afueras de Moscú.

El Kremlin informó de que el presidente había sido informado sobre el atentado poco después de que los asaltantes abrieran fuego contra la multitud.

En las siguientes horas mantuvo una reunión con los jefes de los servicios de seguridad y el sábado fue informado por el FSB sobre la detención de los terroristas.

Putin llegó al Kremlin en 1999 pocos meses después de haber ordenado el inicio de la Segunda Guerra Chechena, en la que logró descabezar a la guerrilla islamista en el Cáucaso Norte ruso.

El atentado más grave desde Beslán

Este es el mayor atentado ocurrido en Rusia desde la matanza en la escuela de la localidad noroseta de Beslán, en la que murieron 334 personas, la mitad de ellos niños.

La escuela fue secuestrada en el primer día de clase por un comando checheno, que tomó a cerca de 1.200 personas como rehenes para exigir la retirada de las tropas rusas de Chechenia.

La improvisada operación de rescate acabó en tragedia, ya que los terroristas habían colocado explosivos en el edificio y las fuerzas de seguridad emplearon armamento pesado, lo que fue muy criticado por las madres de los escolares.

En cuando a Moscú, el último gran atentado tuvo lugar en 2011, cuando un terrorista suicida caucásico hizo explotar la bomba que llevaba adherida a su cuerpo en el aeropuerto internacional Domodédovo, dejando 37 muertos y 172 heridos.