Policía culpó a joven de su propia muerte con gas lacrimógeno: “Debió refugiarse”
Los padres de la víctima enviaron una carta al presidente Petro manifestando su indignación.

La policía antidisturbios de Colombia (UNDMO) se enfrenta a manifestantes en Bogotá. Imagen de referencia. Vía: Getty Images. / Long Visual Press
Bogotá D.C.
Cristian David Castillo no estaba participando en el denominado estallido social en junio de 2021. Simplemente, salió de su casa para comprar unas cervezas que se iba a tomar con sus amigos en la localidad de Suba, en Bogotá.
A eso de las 7:30 de la noche, se encontró en medio de unos disturbios entre los manifestantes e integrantes del antiguo Esmad. Cuando cruzaba por la zona, fue impactado con un gas lacrimógeno en su cabeza, una herida letal que instantes después le provocó la muerte.
Sus padres, Eduar Castillo y Sixta Consuelo de la Ossa, demandaron al Estado colombiano y piden una reparación por lo ocurrido, pero ha habido una negativa por parte de la Policía Nacional y una revictimización que indignan a los familiares.
Primero, la abogada defensora de la Policía, Angie Hernández, aseguró que no hay ninguna prueba de un abuso de autoridad y, segundo, aseguró que el único responsable de que un gas lacrimógeno se incrustara en la cabeza de Cristian era de él.
“Si el hoy demandante hubiera actuado de manera responsable, debió resguardarse en su lugar de residencia con el fin de evitar que fuera lesionado, pero ese actuar irresponsable fue el determinante para que saliera lesionado, sin que a la fecha se conozca quien lo lesionó”, dice la contestación de la demanda.
En una carta dirigida al presidente Petro, los padres de Cristian manifestaron que, ante los actos de barbarie y de brutalidad policial durante el paro nacional, se responde “con esta nueva brutalidad que ofende la conciencia ética de la humanidad y dignidad de las víctimas”.
Por eso le pidieron al mandatario medidas prontas y urgentes, “que permitan poner fin a esta cadena de hechos que no hacen sino causar más dolor, abrir y profundizar las heridas y dejarnos con absoluto estupor y desesperanza”.




