César Augusto Londoño contó la historia de cuando fue golpeado por René Higuita
El director de El Pulso del Fútbol dio detalles de lo ocurrido en julio de 1992.
René Higuita es furor en redes sociales. El mítico exfutbolista de Atlético Nacional y la Selección Colombia anunció que la plataforma Netflix emitirá este 2 de noviembre un documental sobre “la vida y carrera del hombre catalogado a nivel internacional como el arquero que cambió la historia del fútbol”.
“Con una alegría enorme comparto con ustedes el trailer de la película documental sobre mi vida que será estrenada en todo el mundo en Netflix el 2 de noviembre!”, posteó el antioqueño en sus redes.
‘René, el camino del escorpión’ es el nombre dado al documental que recoge no solo la voz de Higuita sino también la de periodistas y leyendas del balompié nacional como Carlos el ‘Pibe Valderramma o Francisco Maturana.
A continuación el tráiler:
Anécdota con César Augusto Londoño
A propósito del documental, César Augusto Londoño, periodista de Caracol Radio y director de El Pulso del Fútbol, recordó en programa cuando en julio de 1992 fue golpeado por el mismo René Higuita en un aeropuerto del país. Si bien aseguró que hasta ese momento eran muy buenos amigos, tras la agresión separaron caminos y no fue sino hasta hace unos años que hicieron las pases cuando Londoño lo entrevistó.
“Eso fue por allá en julio del año 1992, hace 31 años. Teníamos una gran amistad, éramos muy amigos, habíamos hecho muchas cosas juntos... Éramos llaves”, expresó en un primer momento César Augusto.
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“Un día Yamid (Amat) me pidió que hiciera una nota porque el Bolillo (Gómez), que era el técnico de Nacional, no había llevado a Higuita a un partido en Asunción de Copa Libertadores. Encargamos de la nota a Luz Marina Giraldo, que era la corresponsal. Resulta que fue a buscarlo y no aparecía por ningún lado. Había faltado a varios entrenamientos y por eso no lo llevó el Bolillo. Hizo una nota en su barrio y la familia y amigos de Higuita decían cosas de él: que era vicioso, que tenía malas amistades, en fin. Salió una nota muy normal, muy discreta”, prosiguió.
Todo esto ocurrió en medio de “una época del narcotráfico brava”, en la que además el exfutbolista “había ido a La Catedral un año antes, decía que era amigo de Pablo Escobar y armó un escándalo internacional”.
Y en temas de seguridad la situación para ambos no era la mejor. En primer lugar,“los Pepes atentaban contra Higuita, habían tirado una granda a su casa y tenía que utilizar guardaespaldas”; mientras que Londoño “llevaba dos años y medio sin ir a Medellín porque me tenían amenazado”.
Pues bien, la agresión se dio luego de un partido entre Colombia y Costa Rica en Medellín, en donde “tuve muchos problemas con la afición”.
“Al regreso, mi vuelo era a las 7AM y el de Nacional para un partido en Bogotá frente a Millonarios a las 10. Se retrasó el vuelo de nosotros. Llegó Higuita con guardaespaldas al José María Córdoba. Cuando me ve, yo estaba de espaldas con Los Marinillos de La Luciérnaga y el Negro Édgar Perea. Llegó por la espalda, me pegó un puño en la cara, me abrió una herida en el pómulo y caímos al piso. Alguien me dijo que Higuita le decía a Perea: ‘No me lo suelte, que lo que le voy es a cascar‘. Yo eso no lo oí en medio del alboroto”, detalló.
Y complementó: “Se armó un lío en el aeropuerto. Llegaron abogados diciéndome que lo demandara, que lo denunciara, por supuesto no lo hice. Me atendió don Hernán Luna, médico de Atlético Nacional. Y en el momento en que me atendía, Barrabás Gómez me dijo: ‘Siquiera le pegó Higuita, dele gracias a Dios que le pegó Higuita‘. Después Javier Hernández Bonet contó que a lo mejor ese golpe me salvó la vida porque la situación era muy complicada en Medellín”, detalló.
César Augusto contó además que pasadas “4 o 5 años”, le preguntaron a René que si se encontraba nuevamente al periodista qué haría y respondió que lo golpearía de nuevo. Y curiosamente se volvieron a encontrar.
“Seis años después me lo encontré en la recepción a altas horas de la noche, en un partido de Selección Colombia frente a Paraguay, hotel de Asunción. Me acordé de lo que había dicho y yo chequeaba con el rabillo del ojo un palo para treparme, por si el hombre me llegaba a tirar. Al final no pasó nada”, concluyó.