Ecuador

El electorado ecuatoriano castigó al Gobierno de Guillermo Lasso en las elecciones locales y el referendo oficialista celebrado el pasado domingo, derrota que ha obligado al mandatario conservador a refugiarse en un llamado a la unidad nacional.

Así lo han advertido varios analistas que ven en los resultados de los comicios y la consulta popular la posibilidad de que, la crisis política que Lasso quería arreglar con el referendo, termine por complicar al oficialismo.

Según los resultados preliminares y parciales del Consejo Nacional Electoral (CNE), el “No” a la consulta impulsada por el Gobierno se imponía hasta la noche del lunes en las 8 preguntas de enmiendas y reformas constitucionales, escrutadas entre el 75,5 % y el 96,37 % de las actas de votación en todo el país.

Hasta ese momento, el “Sí” a las 8 preguntas sobre temas de seguridad, democracia y medioambiente obtenía entre un 40 % y 48 %, mientras que el “No” entre el 51 % y el 57 %.

RESURGIMIENTO DEL CORREÍSMO

Además, en las elecciones locales y casi con el total del escrutinio, el opositor movimiento Revolución Ciudadana (RC5), liderado por el expresidente Rafael Correa, se erigía como la primera fuerza política del país, seguida de Pachakutik, el brazo político de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie).

RC5 y Pahakutik superaron en la votación, por mucho, a otras fuerzas tradicionales como el derechista Partido Social Cristiano (PSC), un exaliado de Lasso que ahora reniega del vínculo y que perdió ante el correísmo su bastión de Guayaquil.

En un mensaje a la nación y, tras el revés en las votaciones, el presidente Lasso convocó a todas las fuerzas políticas del país a construir un proyecto común para solucionar los problemas de la nación.

“Cuando el pueblo habla es deber de los gobernantes analizar, entender y aceptarlo”, dijo el mandatario sobre quien ha recaído el peso de la eventual y “sorpresiva” derrota electoral encajada cuando el oficialismo se aprestaba a cantar victoria alentada por una serie de encuestas que fallaron en los pronósticos.

Este ha sido “un llamado del pueblo al Gobierno y no vamos a aludir esa responsabilidad”, dijo Lasso al convocar “a toda la dirigencia nacional a construir un gran acuerdo”, un llamamiento que varios analistas consideran “desesperado” e “inútil”.

OFICIALISMO MUY DEBILITADO

“¿Quién quisiera unirse a Lasso?”, se preguntó el analista Ramiro Aguilar, que dijo sentirse ofendido por la campaña del gobernante al generalizar el calificativo de “narcos” y “antipatrias” a quienes votaran por el “No” a su consulta.

Aguilar no dudó en asegurar que el Gobierno de Lasso queda “muy debilitado”, al punto de que incluso podrían surgir voces para que se acorte su mandato de cuatro años, que debería concluir en 2025.

Según el jurista, la figura de la “muerte cruzada” parece ser un escenario probable, por el cual el mandatario podría disolver la Asamblea Nacional (Parlamento), adelantar las elecciones y gobernar un año por decretos.

También la Asamblea podría retomar el trámite de la destitución del gobernante, apoyada en un caso de supuesta corrupción que salpica al círculo cercano del mandatario, agregó Aguilar.

La elección del domingo también fue un revés para el Gobierno de Lasso porque, de acuerdo a los resultados preliminares, la oposición correísta dominaría el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), encargado de designar a autoridades de control y que había sido un aparente soporte para el Gobierno.

REORDENAMIENTO POLÍTICO

Tras los comicios, “Lasso queda sin oxígeno” y la oposición suma fuerza, añadió Aguilar, con cuya opinión coincidió en parte el sociólogo Napoleón Saltos, quien también advierte de un “reordenamiento político” en el tablero electoral del país con RC5 y Pachakutik como fuerzas políticas dominantes.

Prácticamente “no existe el partido de Gobierno” y hay una “decadencia del Partido Social Cristiano” que, por su parte, ha renegado ya del apoyo que dio a Lasso para que llegara al poder y a quien ha acusado de haber traicionado al pueblo.

Según Saltos, también podría darse una desbandada en el Gobierno y muchos colaboradores podrían “empezar a abandonar el barco con tiempo”, ante la posibilidad de que empiecen a ejecutarse maniobras para acortar el periodo.