Es muy doloroso descubrir que tu pareja te fue infiel, saber que se vinculó sexualmente o emocionalmente (o las dos) con otra persona ¡Duele! Y duele muy profundo.
El engaño lo hace sentir a uno como un idiota, que confió, que creyó, que no vio, que tal vez le estaban advirtiendo y se estaba negando a ver la realidad.
Quiero invitarlas a que pensemos por qué existe el dicho popular “esposa y moza, es la vida sabrosa”; ¿por qué buscamos una tercera persona? Analicemos cómo son los amantes y cómo son los esposos.
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