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Conozca la historia de Santurbán: el emporio de agua de los santanderes

Santurbán abastece de agua a 1,5 millones de personas y alberga más de 700 especies. Ha estado marcado por la minería desde el siglo XVI.

Un estudio del Instituto Humboldt afirma que aproximadamente 1,5 millones de personas de la región dependen del agua que almacena este páramo

Un estudio del Instituto Humboldt afirma que aproximadamente 1,5 millones de personas de la región dependen del agua que almacena este páramo / Foto: Felipe Villegas

La historia del páramo de Santurbán, 142.608 hectáreas distribuidas en 30 municipios de Norte de Santander y Santander, data de la época prehispánica, cuando el territorio fue ocupado por los indígenas guanes, chitareros, yariguíes y laches que intercambiaban productos como oro, papa, maíz, tabaco, algodón y cacao a lo largo de la cadena montañosa.

Según el Instituto Humboldt, basado en una tesis de Rigoberto Abello de la Universidad Nacional, en la tercera década del siglo XVI ocurrieron las primeras exploraciones por parte del alemán Ambrosio Alfinger, encargado de la empresa conquistadora en la región. “La zona estuvo marcada por el temprano hallazgo de oro de aluvión, que promovió el establecimiento de centros poblados y el sometimiento de los indígenas”.

Durante ese periodo, Vetas y Montuosa surgieron como poblados mineros, y Tona, Matanza y Charta como centros de producción, acopio y distribución de trigo. “La extracción y el comercio de oro fueron la base del desarrollo urbano colonial de la región. Pamplona, fundada en 1549, fue enclave de conquista y colonización, y representaba el control de territorios, recursos y riquezas”, asegura el Humboldt en uno de sus documentos.

Hacia inicios del siglo XVII descendió la producción de oro por el agotamiento de la mano de obra. A lo largo del siglo XVIII, la actividad económica y el poblamiento aumentaron, al igual que la ampliación de la frontera agrícola y pecuaria. “Se intensificó el cultivo del trigo y la cebada, y la ganadería se extendió. En los albores del siglo XIX, la actividad agrícola se desplazó hacia mayores altitudes y zonas del oriente del Chicamocha, cordillera de los Cobardes y el río Magdalena”, según investigaciones del instituto científico.

El documento Aportes a la delimitación del páramo del Instituto Humboldt, afirma que el proceso independentista causó el desplazamiento de la población hacia las zonas rurales y se dictaron leyes sobre nacionalización de recursos naturales y mineros. “Al mismo tiempo, concedió derechos de explotación minera a compañías extranjeras. En el páramo, la compañía inglesa Colombian Mining Association inició labores en 1820 para la extracción de plata y oro”.

La segunda mitad del siglo XIX estuvo marcada por constantes guerras partidistas, lo que en Santurbán generó diferentes divisiones territoriales desde mediados del siglo. “El cultivo y pastoreo se ampliaron, con políticas de explotación intensivas en productos como el algodón y tabaco. La Comisión Corográfica evidenció en el páramo un aumento de la población en las zonas mineras”, precisa el Humboldt.

A finales de ese siglo, los gobiernos conservadores promovieron la explotación minera por parte de compañías extranjeras como la Francia Gold and Silver Ltd. La población rural en el páramo aumentó por la división del Gran Santander en Santander y Norte de Santander y la época de la ‘La Violencia’, entre el final de la década de los 30 y 40, generó migraciones hacia los centros urbanos.

“En las zonas rurales se continuó la ampliación de la frontera agrícola, lo que dio paso a la erosión y disminución de la vegetación paramuna en la provincia de García Rovira. Este proceso continuó durante la segunda mitad del siglo XX, que se caracterizó por una reconfiguración territorial que giró en torno al auge minero de empresas multinacionales, la entrada de grupos armados y la emergencia de la institucionalidad ambiental”, dice el Humboldt en el documento.

Hacia finales de los años 70, la minería resurgió principalmente en el occidente del páramo por parte de pobladores locales, tanto por la compra a mineros extranjeros o porque iniciaron explotación. Según el Instituto Humboldt, este proceso convergió con el auge de la minería a nivel nacional, que se reflejó en la expedición del primer Código Minero en 1988.

“A finales del siglo llegó a la región la empresa canadiense Greystar Resources. El crecimiento minero coincidió con las acciones de grupos insurgentes como las FARC y ELN, que se tomaron varios centros urbanos y fueron combatidas por el Gobierno. En el comienzo del siglo XXI, con el dominio militar, entraron a la región numerosas empresas multinacionales, que compraron títulos y tierras”.

A lo largo de la segunda mitad de este siglo, paralelo a la minería y el conflicto armado, empezó a hacerse visible el interés estatal por la conservación del medio ambiente, con la creación del Inderena, expedición del Código Nacional de Recursos Naturales y las dos autoridades ambientales en la jurisdicción.

“El siglo XXI se ha caracterizado por la entrada a la región occidental de numerosas empresas mineras multinacionales, la presencia del sector ambiental estatal y la conformación de organizaciones sociales, que han manifestado su inconformidad con la actividad minera. En este período se hace cada vez más visible una tensión entre la conservación y el desarrollo extractivo”, asegura el Humboldt.

Las autoridades ambientales emitieron normas y documentos que pusieron de manifiesto la visibilidad de los páramos como objeto de protección estatal, como la Reforma al Código Minero en 2010 y la Ley del Plan de Desarrollo (2011) que prohíbe la actividad minera y agrícola

en estos ecosistemas y estableció la necesidad de delimitarlos.

“La visibilidad de movimientos sociales en torno al páramo, como el Comité por la Defensa del Agua y el Páramo de Santurbán, es otra de las características de este período. En 2014, después de dos años de reclamaciones de los movimientos ambientalistas contra la explotación del oro, se declaró el Parque Natural Regional Páramo de Santurbán, declaratoria que fue catalogada como una victoria del ambientalismo”, dice el Humboldt.

Potencial hídrico

En el páramo de Santurbán se estima que viven más de 8.980 personas, de las cuales cerca de 1.500 están en la zona urbana de los municipios de Vetas y Tona. La mayoría de la población se dedica a la agricultura (papa, cebolla, mora) y la ganadería, seguidas por la minería de oro solo en Vetas y California.

“La minería de oro es un componente central en la subregión occidental (Santander); la agricultura, principalmente de cebolla y papa, en la subregión Berlín (Santander y Norte de Santander); y la ganadería extensiva en la subregión nororiental (Norte de Santander)”, dice el Instituto Humboldt.

Estas actividades han causado que cerca del 26% del páramo presente algún grado de transformación o reemplazo de la cobertura natural original. Sin embargo, según el Ministerio de Ambiente, en la zona hay registros de la presencia de más de 700 especies de flora y fauna: 293 de animales y 457 de plantas, como orquídeas únicas en el mundo y frailejones nativos de Colombia.

A pesar de sus impactos ambientales, Santurbán sigue siendo un emporio hídrico. Un estudio de Paula Ungar, investigadora del Instituto Humboldt, afirma que aproximadamente 1,5 millones de personas de la región dependen del agua que almacena este páramo, como es el caso de la población de Bucaramanga, una de las principales ciudades de Colombia.

De acuerdo con Ideam, el complejo de Santurbán se ubica en tres zonas (Catatumbo, Arauca y Magdalena medio) y siete subzonas hidrográficas (ríos Lebrija, Algodonal, Nuevo Presidente-Tres Bocas, Pamplonita, Tarra, Zulia y Chítaga).

“La mayor demanda de agua se presenta en zona del río Lebrija. Por su parte, en la subregión de Berlín y la parte suroccidental, se encuentra el sitio con mayor demanda hídrica para consumo humano, que corresponde al Área Metropolitana de Bucaramanga. El acueducto de esta ciudad toma las aguas de los ríos Suratá, Tona y Frío para el funcionamiento de sus plantas”, asegura el Humboldt.

Entre tanto, en la subregión nororiental del páramo (Norte de Santander), que comprende las partes altas de las cuencas de los ríos Zulia, Pamplonita, Sardinata, Tarra, Algodonal y Chítaga, la mayor demanda de agua se está en la zona hídrica del Zulia, donde se ubica la ciudad de Cúcuta y los municipios de Pamplonita, Pamplona, Los Patios y Villa del Rosario.

“Santurbán es fundamental para la actividad productiva del Zulia. El distrito de riego Asozulia, que incluye a 1400 asociados, utiliza el agua que viene del páramo para abastecer cultivos como arroz, café, caña de azúcar y panela”.

El 24% del páramo, 34.290 hectáreas, están bajo alguna figura de protección: Distrito de Manejo Integrado de Berlín, Parque Natural Regional Sisavita y Parque Natural Regional Páramo de Santurbán.

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