Ciencia y medio ambiente

Tiburones

Pesca indiscriminada del tiburón ha disminuido su población total un 70%

En Colombia es ilegal la pesca del tiburón, sin embargo, los cazadores usan la pesca incidental para aprovecharse de los vacíos de la norma

Un informe publicado por la revista Nature revela que el exceso de pesca ha provocado la desaparición del 70% desde 1970 de algunas especies de tiburones y rayas a nivel mundial. La caza indiscriminada y no regularizada por muchos países en el mundo, ha generado un considerable declive en la población de escualos en el mundo.

Los científicos encargados del informe aseguran que en los últimos años ha incrementado el uso de redes para la pesca incidental de los escualos, lo que ha disminuido la cantidad de tiburones y rayas en los océanos, dos especies que se caracterizan por reproducirse relativamente poco.

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En Colombia la pesca del tiburón está prohibida desde finales del año pasado. Sin embargo, como lo asegura la publicación en Nature, la pesca incidental se aprovecha de los vacíos en las normas y continúa permitiendo la caza del tiburón en muchas zonas.

Para Fredy Orjuela, biólogo marino y asesor científico del Movimiento Ambientalista Colombiano, esta prohibición, aunque necesaria tiene algunas falencias. “Tenemos una prohibición, pero no tenemos quién vele por ella o refuerce su vigencia”, asegura. Ya que desde la ilegalidad y mediante mecanismos como la pesca incidental los cazadores pueden seguir comercializando las aletas de tiburón en el mercado negro.

“Estamos hablando de todo un sistema que interactúa, y lo que hace esta especie de escualos genera una reacción en cadena en los ecosistemas. Es una función que no se va a cumplir en todo el océano, alterando toda la ecología se ve afectada”, continua Orjuela al referirse a los peligros que supone la caza indiscriminada del tiburón.

Las aletas de los tiburones son preciadas por los comerciantes y cazadores. Muchos de los pescadores que practican la caza incidental del escualo despojan las extremidades del tiburón y lo dejan caer al fondo marino. Estas aletas son vendidas en el mercado negro a poco precio, y según Orjuela “traen mucho rédito a los traficantes, pero la paga que reciben los pescadores es miserable.”

Por esta razón, el biólogo asegura que hay que reforzar la importancia ecológica en la población, “enseñarles a los pescadores que la especie puede explotarse mediante el ecoturismo, y que a largo plazo les va a dar más rédito”. Porque de lo contrario, estas poblaciones continuarán cazando al tiburón por sus aletas sin saber el riesgo tan grande para el medio ambiente que esto supone.

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