Procurador pidió al Gobierno frenar la venta de Isagen
Alejandro Ordoñez solicitó además poner punto final a la “mermelada” burocrática.
Procurador pidió al Gobierno frenar la venta de Isagen(Colprensa)
El procurador general de la Nación, Alejandro Ordoñez, le solicitará al presidente Juan Manuel Santos que suspenda la venta de Isagen al considerar que no “es un buen negocio” como lo ha señalado el Gobierno Nacional.
A juicio del jefe del Ministerio Público dicha venta “podría implicar un detrimento patrimonial sin antecedente en la historia del país”.
La petición que será a través de una carta enviada indica que “la estrategia de venta podría llegar a producir un grave detrimento para el tesoro nacional”.
Señaló que “la venta de ISAGEN se está llevando a cabo con un valor de la acción menguado, esto es, disminuido en 27%. En otras palabras, de cada acción los colombianos están perdiendo 1.511,68 pesos si el Gobierno realiza la venta en tales condiciones”.
Agregó que “si el Gobierno insiste en vender ISAGEN en las actuales condiciones se perderían dos billones trescientos setenta y seis mil doscientos treinta y ocho millones quinientos trece mil novecientos veinte pesos, que representan el 0,46 dólar menos que se pagaría por la acción, en comparación con el valor inicial estimado por el Gobierno Nacional en el año 2013”.
Expresó el jefe del Ministerio Publico que “la reciente recomendación de reforma tributaria realizada por la comisión de expertos, sumado a la venta propuesta, le auguran al país una difícil situación financiera para los ciudadanos en general”.
Finalmente le plantea al Gobierno Nacional actuar en tres direcciones:
Primero: el Gobierno, en el marco de sus competencias, debe ser mucho más eficaz en la lucha contra la corrupción y comprometerse seriamente con la defensa del patrimonio público que devoran mafias que han capturado el Estado. No se puede seguir admitiendo que se sigan robando los recursos públicos.
Segundo: el Gobierno debe ser austero y no promover más burocracia costosa e ineficiente. La expansión del gasto en burocracia, nuevas entidades y nóminas paralelas afecta gravemente el presupuesto público.
Tercero: el Gobierno debe acabar con la llamada “mermelada”, vena rota del presupuesto público atada a apetitos clientelares.
