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Una bebida de maíz en Perú favorece el deseo sexual

La chicha de jora, un refresco del norte peruano elaborado en base a maíz, adquiere propiedades lujuriosas en los distritos de Monsefú y Eten, en el departamento de Lambayeque, porque las "chicheras" le agregan pata de toro, aleta de tiburón, camarones y cangrejos molidos a fin combatir la impotencia y elevar el deseo sexual.

LIMA, Ago 6 (AFP) - La chicha de jora, un refresco del norte peruano elaborado en base a maíz, adquiere propiedades lujuriosas en los distritos de Monsefú y Eten, en el departamento de Lambayeque, porque las "chicheras" le agregan pata de toro, aleta de tiburón, camarones y cangrejos molidos a fin combatir la impotencia y elevar el deseo sexual.
En algunas "chicherías" (lugares donde se vende chicha de jora) de Eten y Monsefú el público acude expresamente por la fama "de calentar el deseo" y provocar hijos en mujeres que no pueden tenerlo, y en algunos casos hasta mellizos.
Juan Manuel LLenque, estudioso de las costumbres de la región, dijo a la AFP que la chicha de jora es un refresco ancestral que se bebía desde la época preinca con el objetivo de aplacar la sed y que los conquistadores españoles al llegar a Perú la tomaron, y les gustó tanto que algunos la llevaron a España.
Sostuvo que en Eten y Monsefú debido a la gran competencia entre las chicherías, las preparadoras siempre están buscando ingredientes para nuevos sabores, y de esta manera atraer más público, especialmente el turista que llega a Eten atraído por la "chicha que levanta el ánimo sexual".
Esta variante de chicha lleva camarones y cangrejos molidos, a las que se suma una aleta de tiburón. Este último ingrediente es cortado en trozos para que durante el hervor de 18 a 24 horas se desintegre dejando la sustancia en el refresco, agregó Llenque.
En Monsefú, distrito donde hay más de 50 chicherías, la señora Graciela Chafloque (53 años), la más famosa de la región dijo por teléfono a la AFP que ella heredó esta receta de sus antepasados, y que ignora en qué momento se inició la cadena que se fue trasmitiendo de madre a hijas a lo largo de los años.
Recuerda que su madre Nicolasa Nanfuñay preparaba la chicha de jora y luego la enterraba a fin que durante la fermetación el calor de la tierra le de un nuevo sabor.
Doña Graciela no utiliza ese método, sino que lo deja en barriles de madera previamente curados con tierra cocida.
"Mi chicha ha hecho feliz a muchos hogares que no podían tener hijos y ahora tienen varios vástagos", dijo al tiempo de indicar que no necesita agregar aleta de tiburón, sino que el secreto está en el preparado y en las patas de toro.
Explicó que en un recipiente grande de barro vierte harina de maíz de jora, gran cantidad de agua, las patas de toro trozadas, zanahoria, remolacha, rábano y mamey.
Luego el recipiente se coloca en un horno construído de ladrillos y barro, se utiliza leña de algarrobo para darle un sabor particular. Durante las horas de cocción, la cocinera deberá mover cada media hora el contenido de la vasija con una cuchara hecha de palo de zapote (fruta dulce norteña), dijo.
Este trabajo dura cerca de 30 horas. Una vez que termina la cocción, el producto se cuela varias veces hasta que no queda nada de impurezas. Finalmente, se le hecha en los barriles y cuando se enfría recién se endulza.
El público lo puede tomar en ese momento como un refresco, porque al pasar los días la chicha de jora fermenta y le da otro sabor que enciende la cara, y calienta los ánimos al más frío, señala en tono pícaro Graciela que tiene cuatro hijas y un varón. La mayor sigue la tradición familiar de la elaboración de la chicha de jora.
En el hospital Las Mercedes de Chiclayo, capital de Lambayeque, un vocero dijo a la AFP que la chicha de jora es un buen refresco, pero científicamente no está probado que sea un afrodisíaco.

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