¿Qué tan radical es el cambio en nueva política antidrogas de EE. UU.?
Panelistas consideran que hay cambios en los enfoques de prevención y desarrollo territorial.
¿Qué tan radical es el cambio en la nueva política antidrogas de EE. UU?
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Hora 20
En Hora20 un debate para analizar el cambio en la estrategia de lucha contra las drogas en la relación Colombia-Estados Unidos, pues ahora viene acompañado de un enfoque en la implementación de la paz, desarrollo rural, protección ambiental y un bloqueo al uso del glifosato. También una mirada tanto a la visita del fiscal de la CPI al país, como la audiencia de seguimiento que realizó la Comisión Interamericana de Derechos Humano.
Diez meses después del inicio de la administración de Joe Biden en Estados Unidos, finalmente se conoció cuál será la estrategia de Washington en Colombia en materia de lucha contra las drogas. La Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca publicó este lunes la "nueva estrategia holística" que estará centrada en tres puntos: primero, la reducción en la producción a través de la erradicación lucha contra el lavado de dinero y el sometimiento de narcos ante la justicia. El segundo punto se basa en la implementación del Acuerdo de paz, pues hace un llamado al desarrollo de zonas rurales, la protección de líderes sociales, el avance de títulos sobre la tierra y un cambio en la medición de los indicadores de éxito. Por último, se agregó un enfoque en materia de protección ambiental al vigilar áreas específicas, contemplar la restauración de bosques y eliminar de zonas de siembra y laboratorios.
La política no contemplaría el uso del glifosato como herramienta en la lucha contra las drogas, una posición que sí representa un viraje para la relación Colombia-Estados Unidos en la materia, pues durante la administración Trump se instó en repetidas ocasiones al gobierno del presidente Iván Duque de reanudar el uso del glifosato, ya que para entonces se consideraba que los índices de cultivos y producción de coca eran "inaceptablemente altos", incluso, tras el anuncio de la nueva política, el gobierno colombiano respondió que representa un apoyo a la política de "paz con legalidad" de esta administración, pero recuerda que sí hay razones en las cuales se debe hacer uso de las aspersiones con glifosato en un momento en el que se registran unas 143 mil hectáreas de coca cultivadas y cuando se han erradicado unas 130 mil según el presidente Iván Duque. Además, la estrategia demostraría un especial apoyo a la implementación de la paz, en los puntos donde por ahora hay mayores retrasos en su puesta en marcha.
Lo que dicen los panelistas
Sandra Borda, politóloga, profesora universitaria, creadora del podcast Buceando en el naufragio y columnista en El Tiempo, planteó que en la nueva política hay cambios, pero también continuidades, pues cree que está lejos de ser una estrategia que se enfoque en regular el consumo o una visión liberal sobre las drogas. Agregó que se busca resolver la tensión entre le preservación del medio ambiente y la lucha en general que hay contra las drogas, además, señaló que al plantear integralidad se busca bienestar para la gente desde lo socioeconómico hasta lo ambiental. También destacó que hay algo casi revolucionario en poner el énfasis en el consumo sobre salud pública y no en criminalización de los que consumen.
Gabriel Vallejo, representante a la Cámara por el Centro Democrático, celebró los nuevos elementos de enfoque territorial de la estrategia, pues cree que se venía de una estrategia de ataque a los carteles y de desconexión con los territorios, no obstante, expresó preocupación por el costo que pueda tener sacar adelante una nueva política. En cuanto al uso del glifosato, comentó que no ve tan claro su uso, pero tampoco encuentra prohibiciones por parte de Estados Unidos, pero aclaró que sí debería ser una de las herramientas para combatir los cultivos ilícitos.
En cuanto a las posiciones del gobierno ante la CPI y la CIDH, planteó que sobre la primera hubo una posición más diplomática, mientras que en el caso de la CIDH la posición fue más política; "fue evidente y se le puede llamar contradicción o trato diferencial. Claro que hay que diferenciar: una cosa es la Corte Penal y otra el Sistema Interamericano".
Para Julia Rubiano, profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales y Magister en Gestión y Políticas Públicas la nueva política que no nos conduce a un mundo más liberal, pero sí a un marco de acción en corto y mediano plazo, pues cree que cambia el norte e impone políticas de acción distintas. Además, aclaró que lo más importante es lograr resultados con tendencia a la disminución de cultivos.
En cuanto a la postura del gobierno con el fiscal de la CPI y la audiencia de la CIDH, planteó que ve practicidad en la posición del gobierno para medir consecuencias y saber hasta dónde puede resistir. Por lo tanto, explicó que hay diferencias, "en visita de la CIDH es un escenario con elementos jurídicos y políticos en la región, fue una visita de la comisión... cuando hablamos de la CPI hablamos de personas, de individuos que pueden rendir cuentas ante el tribunal internacional con casos sensibles y toca ver qué pasa con la JEP, falsos positivos".
Para Juan Pablo Estrada, abogado, profesor universitario, el giro en la política es tímido, pero asegura que va a tener incidencia en lo que queda de la administración de Iván Duque. De igual forma, destacó la importancia que toma el proceso de paz en la estrategia, un punto que cree importante, pues afirma que el gobierno tiene un discurso contradictorio en la materia. También comentó que se pone en jaque tanto el restablecimiento del glifosato como los temas de salud pública en términos de criminalización del consumidor, pues la estrategia de Washington se centra en la prevención.
Frente a la CPI y la CIDH, señaló que hay contradicciones del gobierno, "se recibe con beneplácito organismos internacionales cuando se reconoce un logro, pero después hay resistencia y confrontación cuando organismos dejan constancias críticas de lo que son desaciertos del gobierno", pues cree que se debe entender que cortes internacionales y organismos de vigilancia no están siempre para tener posturas laudatorias con los gobiernos.