Voces de alerta por la salud mental de los indígenas de la Amazonia
Problemas como el suicidio en jóvenes indígenas, abuso de sustancias psicoactivas, violencia sexual y discriminación étnica han desbordado la capacidad institucional del Gobierno y de las comunidades nativas.
Este fue uno de los temas ventilados durante el primer Foro colombo–brasileño “Atención psicosocial y salud mental en pueblos indígenas de la Amazonia, liderado por el docente y candidato a doctor en Estudios Amazónicos, Julio Cesar Mancipe Moreno, en el marco del XVIII Mes de la Investigación de la Universidad Nacional de Colombia Sede Amazonia.
Para ilustrar la situación, el director del evento indicó que, por ejemplo, el Instituto de Medicina Legal ha dado a conocer datos como que en 2013 “los cinco departamentos con las tasas más altas de suicidio (sobre 100.000 habitantes) fueron: Amazonas (6,7), Meta (6,2), Quindío (5,9), Putumayo (5,9) y Antioquia (5,2). Esta tasa supera la media nacional y amerita ser tenida en cuenta en un departamento como el Amazonas, donde la mayoría de la población es de origen indígena y donde muchos casos no son reportados, tienen subregistro o se presentan como “causa por determinar”.
Durante el evento, que contó con la participación de funcionarios públicos, profesionales, líderes indígenas, docentes y estudiantes tanto de Colombia como de Brasil, se advirtió que la población indígena de la Amazonia colombiana no cuenta con una clara implementación en el campo de la salud mental con enfoque diferencial. Se identifican factores como la falta de soporte de entidades gubernamentales a las organizaciones indígenas, así como la compleja o casi nula articulación entre la medicina occidental y la tradicional.
A ello se suma la falta de preparación o formación posgradual de profesionales y el poco conocimiento de las lenguas nativas o prácticas tradicionales, lo que muestra un panorama dramático en dicho campo.
El profesor Mancipe manifestó que el principal objetivo del foro era el de establecer un punto de partida en cuanto a reconocimiento de la situación actual, frente a la atención psicosocial y la salud mental de los pueblos indígenas que habitan en la región amazónica, en particular en la zona de frontera colombo–brasilera.
Al respecto, consideró que es necesario reconocer la situación actual de dichos pueblos porque es dramática y ha desbordado la capacidad, así como el interés de las instituciones llamadas a garantizar los derechos de los mismos.
Igualmente, indicó que tanto las intervenciones como las formas de comprensión de las problemáticas de salud mental en dicha población deben respetar los usos y costumbres, las lenguas originarias, las cosmovisiones y las prácticas de medicina tradicional que manejan los nativos, para resolver problemas que hace siglos no se tenían, tales como el suicidio indígena, la violencia intrafamiliar, el abuso sexual y el consumo de sustancias psicoactivas.
A su vez, la psicóloga María Cristina Benício De Lima, quien presentó ponencia de parte de la Sesai, explicó que es necesario actuar de manera pertinente frente a la población indígena que habita la región amazónica, estrechando lazos de colaboración y compartiendo experiencias entre los países para generar acciones pertinentes en atención psicosocial.
Por otra parte, el consejero de medicina tradicional y salud occidental de la ONIC, Rosendo Ahue, indicó que el estado colombiano y el departamento del Amazonas siguen en deuda con los pueblos indígenas en el campo de la salud, pues si bien la ley respalda a dichos pueblos, las instituciones no han querido aportar económicamente ni avanzar en un diálogo “que nos permita manejar desde nuestras cosmovisiones y conocimientos ancestrales eso que llamamos ‘buen vivir’, en medio de lo cual está eso que llaman salud mental”.
La falta de reglamentación del Decreto 1953 de 2014, que le da prioridad al manejo de un sistema propio de salud indígena, por ejemplo, les ha impedido a los líderes indígenas hacer uso de recursos y conocimientos adecuados desde un sistema de salud propio o Sispi, para resolver los problemas enunciados. Lo anterior, unido a un sistema de salud ligado a la Ley 100 que es excluyente, hace que estas comunidades tengan todos sus problemas de salud sin resolver adecuadamente, incluso los que se denominan de salud mental.
Así mismo, el psicólogo Jairo Báez, conferencista invitado, hizo un llamado a pensar correctamente y de manera crítica la llamada salud y enfermedad mental en los pueblos indígenas de la Amazonía, pues no se pueden homogeneizar conocimientos y prácticas frente a pueblos que tienen una sabiduría que se ha menospreciado desde la época de la conquista. “Hay que ponerle atención al asunto de interculturalidad y respetar los saberes, para así avanzar en el apoyo o al menos en la comprensión de los problemas de dicha población”, subrayó.
El llamado final de las entidades y los participantes es ampliar la discusión desde la Academia, así como entre las entidades y comunidades indígenas, para que en los próximos años y en nuevas versiones del foro se puedan fortalecer los lazos entre los países que hacen parte de la Amazonia, para seguir trabajando por la salud de los pueblos indígenas que la habitan.
U.N. Salud