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La Fundación “Circo para todos” pide tiempo para irse de la estación de La Sabana en Bogotá

Desde 2012 la fundación “Circo para todos” desarrolla procesos pedagógicos en artes par niños y jóvenes vulnerables. Deberá entregar los terrenos que ocupa

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Después de trece años de permanecer en los terrenos de la Estación de La Sabana, en Bogotá, la Fundación “Circo para Todos” enfrenta el desafío de abandonar el lugar que ha servido como su sede principal en la capital del país. Según la notificación oficial, la organización tiene plazo hasta las 2:00 de la tarde del 30 de octubre de 2025 para desocupar y entregar los predios que actualmente ocupa, en cumplimiento de una orden del Ministerio de Cultura.

En el espacio, solicitado formalmente por dicha cartera, permanece una imponente carpa de ocho torres, con capacidad para cerca de 800 sillas o hasta 2.500 personas de pie, según explica Marta Gutiérrez, directora pedagógica de la fundación. Este gran escenario ha sido el corazón de un proyecto que combina arte, inclusión y transformación social a través del lenguaje universal del circo.

La Fundación “Circo para Todos” fue creada en Cali en 1995, con el propósito de ofrecer formación artística gratuita a niños y jóvenes provenientes de contextos vulnerables. En 2012, por invitación del Ministerio de Cultura, entonces bajo la dirección de la ministra Mariana Garcés, la entidad trasladó parte de su labor a Bogotá, con la misión de replicar en la capital los programas exitosos que había consolidado en el Valle del Cauca. Desde entonces, miles de menores y adolescentes han pasado por sus aulas y carpas, aprendiendo oficios relacionados con el arte circense, la actuación, la danza, la música y otras disciplinas escénicas que, en muchos casos, se han convertido en su proyecto de vida.

Marta Gutiérrez recalca que la mayoría de los beneficiarios son niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad, no solo de Bogotá, sino también de diversas regiones del país. “La educación que brindamos es completamente gratuita —explica—. Nuestros estudiantes ingresan mediante becas financiadas a través de convocatorias públicas, apoyos institucionales y mecenazgos privados”. Gracias a este modelo, decenas de jóvenes han logrado vincularse profesionalmente al arte o al ámbito cultural, alejándose de entornos de riesgo social.

Sin embargo, la situación comenzó a cambiar a comienzos de 2024, cuando la fundación notó el cierre progresivo de alianzas con instituciones educativas y el ICBF, entidades que solían participar en talleres y programas conjuntos. Posteriormente, en julio de ese mismo año, la organización recibió una comunicación oficial del Ministerio de Cultura notificando la recuperación del espacio ocupado y solicitando su entrega a la Nación, en el marco de una política de recuperación y reapertura de espacios públicos para el uso cultural y ciudadano.

Desde la fundación, los directivos han solicitado consideración y diálogo por parte de las autoridades. Piden una prórroga hasta marzo de 2026 para poder concluir los procesos educativos en curso y realizar de forma técnica y segura el desmonte de la estructura, que incluye carpas, plataformas, salones de ensayo y espacios de formación artística.

“No pretendemos disputar nuestra permanencia —afirma Marta Gutiérrez—. Lo único que solicitamos es tiempo y apoyo institucional para culminar los proyectos en curso y encontrar una alternativa de traslado que nos permita continuar nuestra labor social sin ánimo de lucro”.

Por su parte, el Ministerio de Cultura emitió un comunicado en el que reafirma su compromiso con la recuperación del espacio público y su propósito de abrir la Estación de La Sabana a diversas manifestaciones artísticas, colectivos culturales y actividades comunitarias. Según la entidad, esta decisión hace parte de una estrategia más amplia para revitalizar el patrimonio arquitectónico y cultural de la capital, garantizando que los espacios históricos cumplan una función pública abierta, plural y participativa.

Mientras tanto, la incertidumbre rodea el futuro inmediato de la Fundación “Circo para Todos”, una institución que durante más de una década ha convertido un antiguo espacio ferroviario en un epicentro de esperanza, talento y transformación social. La expectativa de sus estudiantes y docentes se centra ahora en que las autoridades reconozcan el valor de su legado y faciliten una transición que permita mantener viva la magia del circo colombiano.