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Cúcuta

“A los habitantes en condición de calle les habían dicho que venía limpieza social”: abogado

Carlos Muñoz advierte que la masacre del pasado viernes encaja en un patrón de exterminio.

Carlos Muñoz, abogado y defensor de Derechos Humanos. / Foto: Cortesía.

Cúcuta.

La tarde del viernes fueron asesinadas tres personas en situación de calle en Cúcuta. Para Carlos Muñoz, defensor de derechos humanos, no se trata de un hecho aislado, sino de un crimen anunciado.

“A ellos les habían dicho que venía limpieza social. Dos de los que murieron ya lo sabían y lo habían dicho en voz alta: que los iban a matar. La advertencia no fue tomada en serio. Y la amenaza se cumplió”.

Muñoz, que desde hace años documenta crímenes contra esta población, asegura que Cúcuta vive una política no oficial —pero constante— de exterminio selectivo contra los más vulnerables. Habla de un círculo criminal donde los habitantes de calle son usados, endeudados y descartados.

“Los instrumentalizan para vender droga o cuidar puntos de microtráfico. Les fían dosis, los endeudan y, cuando no pueden pagar, los matan. Así de simple. Son víctimas de un sistema donde el que estorba, desaparece.”

Las armas usadas para estos crímenes tampoco son menores. En algunos casos, asegura Muñoz, se han utilizado incluso fusiles de guerra.

“Tenemos asesinatos documentados con fusiles AK-47. ¿Qué más prueba se necesita para entender que esto no es delincuencia común, sino violencia organizada con capacidad bélica?”

Además de las deudas impagables, otra sentencia que pesa sobre esta población es el estigma social. Para muchos ciudadanos, explica el abogado, los habitantes de calle no merecen vivir. “El problema más profundo es ese: la validación social. Más del 70% de los comentarios que vimos en redes celebraban la muerte de estas personas. Esa indiferencia es la que permite que los sigan matando.”

No es la primera vez que Muñoz lanza alertas sobre estos crímenes. Tampoco es la primera vez que sus advertencias caen en el vacío.

“Llevamos años diciendo que esto es sistemático. Y lo siguen tratando como riñas o ajustes de cuentas. Nadie investiga, nadie se indigna. Y así, el exterminio continúa.”

Para él, lo ocurrido el viernes es apenas la expresión más reciente de una violencia silenciosa pero sostenida, en la que las víctimas son los “nadies”.