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Ciencia y medio ambiente

¿Qué hace a los pulpos tan inteligentes, raros y fascinantes? La ciencia lo explica

La mayoría de pulpos mueren tras reproducirse, y las hembras suelen entrar en un estado de deterioro extremo.

Octopus (Octopus vulgaris), imagen de referencia (Getty Images). / Reinhard Dirscherl

Para empezar a abordar los pulpos, hay que decir que, históricamente, estos octópodos han fascinado a científicos y curiosos por generaciones debido a sus cuerpos inusuales, su notable inteligencia y su comportamiento juguetón.

Con más de 300 especies registradas y muchas más por descubrir, estos invertebrados marinos demuestran una diversidad sorprendente. Desde el colosal pulpo gigante del Pacífico, que puede alcanzar el tamaño de un autobús, hasta el minúsculo pulpo pigmeo chupador de estrellas, más pequeño que una moneda, la variedad en tamaño y forma es diversa.

Cabe destacar que cada una de sus ocho extremidades tiene una autonomía parcial, lo que les permite realizar tareas simultáneas como cazar, explorar, desplazarse e incluso degustar su entorno.

Estas habilidades han convertido a los pulpos en maestros de la supervivencia y la adaptación. Habitan todos los océanos del planeta, desde los gélidos polos hasta las cálidas aguas tropicales, y ocupan hábitats tan diversos como arrecifes, costas y profundidades abisales.

Adicionalmente, su capacidad para prosperar en condiciones extremas, como las que soporta el pulpo Dumbo a casi siete kilómetros de profundidad, los convierte en criaturas misteriosas, pero también extraordinarias.

¿Cómo funciona el sistema circulatorio de los pulpos?

Los pulpos son depredadores fascinantes con dietas que reflejan su astucia y versatilidad. Como carnívoros, consumen peces, cangrejos, camarones, almejas e incluso otros pulpos.

Sus estrategias de caza varían según la presa: pueden lanzarse con rapidez sobre un cangrejo o extender lentamente un solo brazo para atrapar un camarón sin alertarlo.

En ocasiones, colaboran con peces que no forman parte de su dieta para aumentar sus posibilidades de caza, aunque esta relación no siempre es pacífica.

Asimismo, su biología interna también es peculiar: poseen tres corazones, dos dedicados a las branquias y uno al resto del cuerpo, lo que garantiza una circulación eficiente.

Del mismo modo, su sangre es azul, debido a la hemocianina, ideal para ambientes fríos y pobres en oxígeno. La vida de los pulpos es corta y trágica: la mayoría muere tras reproducirse, y las hembras suelen entrar en un estado de deterioro extremo.

¿Qué se puede decir del comportamiento social e inteligencia de los pulpos?

Estos cefalópodos son de las criaturas más sorprendentes del reino animal cuando se trata de inteligencia. Aunque posee un cerebro central, gran parte de su capacidad cognitiva está distribuida en sus ocho brazos, que contienen la mayoría de sus neuronas.

Esto permite que cada brazo actúe con cierta independencia, explorando, saboreando y reaccionando al entorno sin esperar órdenes del cerebro. Esta distribución descentralizada del sistema nervioso convierte al pulpo en un organismo altamente eficiente y adaptable.

Por otra parte, su inteligencia se manifiesta en múltiples formas: pueden resolver rompecabezas complejos, reconocer rostros humanos, utilizar herramientas y recordar soluciones a problemas. Incluso hay evidencia de que sueñan, lo cual sugiere una vida mental rica.

Es relevante considerar que sus cerebros también varían según el entorno: los pulpos de arrecifes tienen estructuras más complejas, comparables a las de los primates, mientras que los de aguas profundas presentan una configuración más simple.

Finalmente, aunque suelen ser solitarios, pueden mostrar comportamientos sociales y comunicación visual. Cada individuo tiene una personalidad única, lo que refuerza la idea de que estamos frente a una de las mentes más intrigantes del océano.