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Ciencia y medio ambiente

Descubren reliquias budistas de hace 1300 años en Tailandia que reescriben historia de esta región

Este descubrimiento aporta pruebas tangibles de un pasado en el que distintas corrientes religiosas, como el budismo y el hinduismo, coexistían y se influenciaban mutuamente.

Tailandia, imagen de referencia (Getty Images). / urf

En principio, debe saber que en el templo Wat Thammachak Sema Ram, en Tailandia, se descubrió un conjunto de artefactos religiosos y artísticos que datan del período Dvaravati (siglos VI-XI d.C.). Esto ofrece nuevas pistas sobre el desarrollo temprano del budismo en el Sudeste Asiático.

Más específicamente, arqueólogos tailandeses, bajo la supervisión del Departamento de Bellas Artes de Tailandia, descubrieron estos 33 objetos rituales de oro, plata y bronce, enterrados a 1.3 metros bajo una estatua del Buda reclinado, datada en el año 657 d.C. y vinculada al reinado de Ramaraj de Ramburi.

Por otra parte, hay que resaltar que el problema central radica en interpretar correctamente el contexto simbólico y funcional de estos objetos: ¿eran simples ofrendas, reliquias con funciones rituales específicas o representaciones de una cosmovisión religiosa?

Adicionalmente, investigadores como el Dr. Somchai Rungsang, citado por medios académicos locales, han destacado la importancia de piezas como la placa en relieve con el Vitarka Mudra, que sugiere un uso ceremonial para transmitir enseñanzas budistas.

Asimismo, la presencia de iconografía hindú, como la figura de Phra Phrom, evidencia una compleja interacción cultural. El reto arqueológico y hermenéutico ahora es reconstruir el entramado espiritual de la región, donde lo budista y lo hindú coexistían en un tejido simbólico aún por descifrar.

¿Cuáles son los aportes de estos hallazgos?

Estos hallazgos, que fueron reportados por ‘Indian Defence Review’, revista de defensa más destacada de la India, representan una ventana al entramado espiritual, artístico y cultural del Sudeste Asiático durante el período Dvaravati.

Estas reliquias reflejan la devoción religiosa de la época, pero también la sofisticación técnica de los artesanos que las elaboraron. La calidad de los pendientes, anillos y ornamentos hallados revela un dominio avanzado en el trabajo de metales preciosos, lo que indica una sociedad con conocimientos especializados y recursos materiales.

Del mismo modo, la similitud de algunos objetos con piezas encontradas en otros sitios arqueológicos, como Wat Phukhao Thong y Tha Chana, sugiere redes de intercambio y comunicación más extensas de lo que antes se creía.

En la actualidad, estos hallazgos son importantes para redefinir la narrativa histórica de la región. Aportan pruebas tangibles de un pasado en el que distintas corrientes religiosas, como el budismo y el hinduismo, coexistían y se influenciaban mutuamente.

Su valor va más allá del interés académico: estos objetos permiten a las comunidades contemporáneas reconectar con su patrimonio. Según estos arqueólogos, en un mundo globalizado, donde muchas tradiciones están en riesgo de desaparecer, recuperar y conservar estos vestigios, refuerza la identidad cultural y el sentido histórico de pertenencia.

¿Qué hay que considerar sobre este descubrimiento?

Es relevante destacar el contexto en que fueron encontrados los artefactos: durante trabajos de conservación de una estatua del Buda reclinado del año 657 d.C.

Esto denota que el templo ha sido un sitio sagrado de continuidad ritual durante siglos. Además, el hallazgo de un recipiente de arcilla como contenedor de las reliquias, según los arqueólogos, indica una intención deliberada de preservación espiritual.

Finalmente, la representación del Buda realizando el Vitarka Mudra, junto a figuras como Phra Phrom, refuerza la presencia de un sincretismo religioso que aún no ha sido completamente interpretado.