Abracé al hombre que me arrebató a mi familia: el emotivo encuentro entre una víctima y Macaco
Lágrimas y un abrazo rompen 29 años de dolor. Víctima y exparamilitar se unen para buscar desaparecidos.
La víctima Adriana Patricia Pérez, y el exparamilitar Carlos Mario Jiménez, se unen para buscar a desaparecidos.
Montería
Con lágrimas y un abrazo cargado de emociones encontradas, Adriana Patricia Pérez Rojas, delegada ante la Mesa Nacional de Víctimas, se encontró con Carlos Mario Jiménez, conocido como ‘Macaco’, exparamilitar y ahora gestor de paz, el martes 29 de abril durante un diálogo territorial en Montería.
El momento, que conmovió a los asistentes, simboliza la compleja búsqueda de reconciliación en medio del dolor que dejó el conflicto armado en Colombia.
Adriana, cuya familia fue víctima de desaparición forzada en 1996 en el Bajo Cauca antioqueño, relató que este fue el primer encuentro frente a frente con quien reconoce como responsable de la desaparición de su padre, Julio Alberto Pérez, y su tío, Luis Alfredo Pérez.
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“Siempre soñé con tenerlo enfrente… para decirle lo que sentía", confesó. Sin embargo, más allá del dolor, destacó que fue él quien, años después, le dio las primeras pistas para buscar los restos de sus seres queridos.
La búsqueda y un vestido que grita memoria
Desde los 14 años, Adriana ha dedicado su vida a rastrear el paradero de su familia. Hoy, como líder social y defensora de derechos humanos, lleva en su vestido un símbolo de resistencia: las caras de miles de desaparecidos en el país, incluyendo a su padre y su tío.
“Este vestido es el de la búsqueda. Con tus alas, que hoy son las mías, yo buscaré hasta encontrarlos”, expresó. Aunque aún no halla los restos —tras cavar 16 trincheras en una zona extensa—, mantiene la fe en que, con ayuda de excombatientes como ‘Macaco’ y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), lo logrará.
Reconoció que, aunque alguna vez sintió odio hacia los grupos armados, hoy su perspectiva cambió: “No puedo agradecer lo que me pasó, pero entendí que mi dolor me convirtió en lo que soy”.
Aseguró que, pese a las amenazas que la obligaron a exiliar a una hermana, ella sigue firme: “Si pierdo la vida en esto, la perderé con amor, porque decidí buscar a los desaparecidos de este país”.
Un mensaje de paz en medio del conflicto
El abrazo entre Adriana y ‘Macaco’ trascendió como un acto de reparación simbólica, en el que víctimas y excombatientes demuestran que, aunque el pasado no se borra, es posible trabajar juntos por la verdad y la justicia.
“Nosotras, las víctimas, estamos dispuestas a trabajar de la mano con ellos… por una reparación digna", concluyó Adriana, mientras Montería se convertía en escenario de un nuevo capítulo en la construcción de paz.