Décadas de malos olores y desinterés de las autoridades al Norte de Bucaramanga
Habitantes del norte de Bucaramanga denuncian que los malos olores de empresas cercanas llevan décadas afectando su calidad de vida.
Bucaramanga, Santander
Habitantes del norte de Bucaramanga, expusieron una problemática que , al parecer, lleva décadas afectando a la comunidad: los malos olores que emanan presuntamente las empresas Alina y Macpollo. Según el denunciante, estas emisiones están violando derechos fundamentales como la salud, el medio ambiente sano, la vivienda digna y el derecho al descanso.
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Ricardo Borda manifestó que la situación llegó a un punto crítico, particularmente en la noche anterior, cuando los olores se hicieron insoportables para los residentes. “Están violando nuestros derechos fundamentales, y aunque la autoridad ambiental tiene el control de los olores, ellos no tienen la misión constitucional de velar por los derechos humanos”, afirmó.
El problema, según el habitante, no es reciente. “Esto lleva más de 20 años ocurriendo, pero nadie hace nada para solucionarlo”, expresó con frustración. Además, denunció que las acciones de las empresas para mitigar el impacto ambiental son insuficientes, ya que en momentos de alta producción, estas liberan emisiones al ambiente sin pasar por ningún tipo de filtro. A pesar de la instalación de torres de medición por parte de la autoridad ambiental, el problema persiste.
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La comunidad también enfrenta barreras al intentar buscar soluciones. Según Borda, cada vez que se comunica con la autoridad ambiental para denunciar, la respuesta es burocrática: “Nos piden enviar cartas, pero todo queda en formatos genéricos que no aportan soluciones reales”. En su experiencia, los fines de semana y durante las festividades de fin de año, cuando las autoridades tienen menor actividad, las empresas incrementan estas prácticas, lo que agrava aún más la situación.
A pesar de las constantes quejas y la evidente afectación para los habitantes del sector, las empresas continúan operando sin sanciones visibles y sin implementar medidas que realmente reduzcan el impacto de sus actividades sobre el medio ambiente y la calidad de vida de la población.
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Los habitantes del norte de Bucaramanga esperan que las autoridades locales y ambientales tomen cartas en el asunto. Este problema no solo representa un desafío ambiental, sino también un tema de salud pública y derechos fundamentales, que exige acciones concretas y efectivas por parte de las empresas implicadas y las autoridades competentes.