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Cerca de 50 cadáveres fueron encontrados en prisión siria

La prisión de Sednaya era conocida por el uso de tortura contra los prisioneros.

Entre 40 a 50 cadáveres fueron encontrados en la prisión siria de Sednaya. (Foto: EFE) / MOHAMMED AL RIFAI

“Entre 40 y 50 cadáveres” han sido encontrados en la prisión siria de Sednaya, al norte de Damasco y conocida por el uso de la tortura contra los prisioneros, durante las operaciones de rescate iniciadas poco después de que los movimientos de oposición del régimen tomaran la capital siria.

La cifra de cadáveres fue compartida por el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman, quien aseguró que “la mayoría de los cuerpos eran de ejecuciones recientes”.

Esto se ha descubierto luego de que el grupo islamista Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, tomara el control de  Damasco y descubriera que en la cárcel, ubicada al norte de la capital, se encontraran cuerpos con claros signos de tortura y en muchos casos, dejando a los cadáveres irreconocibles.

Esta prisión que bajo el régimen de Bashar al Assad, era manejada por la Policía Militar siria, también mantenía a los prisioneros en condiciones inhumanas, en las que se evidencian signos de maltrato.

Con el control de cada ciudad, la organización fue abriendo las prisiones, donde se encontraban numerosos prisioneros políticos, como han ido denunciando durante años organizaciones de derechos humanos.

Así mismo, se han compartido videos a través de redes sociales en los que se encuentran los cadáveres, pero también videos de tortura a prisioneros con golpes, que provocaba fracturas en los huesos.

Desde el comienzo de la crisis en Siria en 2011, en el marco de las revueltas populares de la llamada ‘Primavera Árabe’, la prisión se había convertido en el destino final tanto de opositores pacíficos a las autoridades como de militares sospechosos de oponerse al régimen.

En Sednaya, que habría albergado entre 10.000 y 20.000 detenidos, según estimaciones de Amnistía Internacional, el uso de tortura y fuerza excesiva salió a la luz tras un motín de presos en 2008.