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En Ibagué logran nuevo uso a llantas viejas

Proceso de investigación de la Universidad de Ibagué permitió emplear llantas usadas para el afirmado de una vía.

El proceso de investigación se materializó en el colegio Sagrada Familia de Ibagué

Ibagué

Llantas usadas se transforman en mallas de refuerzo para la subrasante vial, ofreciendo una alternativa más sostenible y económica que los métodos tradicionales de construcción.

En un innovador proyecto liderado por la docente de Ingeniería Civil de Unibagué, María Paula Susunaga Salazar, junto a estudiantes de sexto a décimo semestre, se reutilizaron más de 600 llantas usadas en el colegio La Sagrada Familia, ubicado en la comuna Cinco de Ibagué.

Miles de personas desechan llantas usadas, muchas veces sin conocer su potencial para contribuir a la sostenibilidad. En el caso del colegio La Sagrada Familia, 653 llantas han sido rescatadas del destino de contaminación para cumplir una nueva función esencial: ser el mayor insumo de la vía interna donde se ubican las rutas escolares. Esta solución es fruto del trabajo liderado por un equipo de estudiantes, quienes demostraron la alta resistencia de estos materiales tras extensas pruebas de deformación y cargas.

“Las llantas son un contaminante muy fuerte y se utilizan para fines inadecuados, generando gases nocivos; en cambio, este es un uso muy limpio, donde simplemente se transforman sin emitir gases”, explicó la profesora Susunaga.

Muchas manos por muchas llantas

Todo comenzó con una inquietud de la docente por almacenar y disponer, de manera más consciente, un poco más de cinco mil llantas recolectadas para una investigación de doctorado. La Rectoría del colegio La Sagrada Familia se unió a la causa, ofreciendo un espacio adecuado para el almacenamiento y manejo de estas llantas.

Sacamos 653 llantas que estaban contaminando y las empleamos para solucionar un problema de la comunidad”, añadió la docente.

José Alejandro Miranda Echeverry, de noveno semestre e integrante de Geopav, explica que luego de la recolección, en el proceso de corte se eliminan las caras y con las partes de la mitad se forman ochos, unidos en mallas de 5 x 8 llantas.

“Lo que se hace con estas celdas es reemplazar las celdas tradicionales; estas son ubicadas en la subrasante y sirven como un refuerzo”, complementa.

El beneficio y lo que viene

Los estudiantes de sexto a décimo semestre, bajo la supervisión de la profesora Susunaga, se turnaron para realizar los cortes, formar los ochos y llevar a cabo la transformación. “Cada uno puso su granito de arena; se turnaban para hacer el corte, los ochos y la transformación. Las muchachas apoyaban en tareas que no fueran pesadas, como grapar. Realmente, todos son muchachos de admirar”, afirmó la docente.

Lo que comenzó como ensayos de laboratorio se ha convertido en un proyecto comunitario de gran escala. La próxima meta es expandir esta iniciativa a la zona rural de Ibagué. Se están llevando a cabo conversaciones con sectores público y privado para dar mayor dimensión a este trabajo social, ambiental y económico, asegurando así que más comunidades puedan beneficiarse de esta innovadora solución sostenible.