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El Fin del Mundo en Putumayo, ¿por qué se conoce así este destino turístico Colombiano?

A tan solo 6 kilómetros de Mocoa se encuentra este atractivo turístico que durante décadas permaneció en la trastienda por cuenta del conflicto armado

Cascadas del Fin del Mundo - Getty Images / Nozomi Sato

“Hace cinco meses búscalos en vano Clemente Silva. Ni rastro de ellos. ¡Los devoró la selva!”, con esta emblemática frase concluye La Vorágine de José Estacio Rivera, una de las obras más importantes de la literatura colombiana y latinoamericana, que cumple en este 2024 sus primeros 100 años desde publicación.

Esta epopeya tropical, que se sumerge en la travesía de Arturo Cova a los confines de la selva Amazónica colombiana, fue el primer texto que denunció la grave explotación que padecieron los indígenas del Putumayo por cuenta de la fiebre del caucho entre los siglos XIX y XX.

La Vorágine puso en relieve a uno de los territorios más majestuosos e indómitos de la geografía nacional, que décadas después de su publicación se convertiría en uno de los principales escenarios del conflicto armado, en el que se sumergirían sus habitantes en las tinieblas de la violencia nuevamente.

Cascadas del Fin del Mundo - Getty Images / Nozomi Sato

El Fin del Mundo queda en el Putumayo

Sin embargo, el departamento del Putumayo, primitivo territorio en el que se encuentran los jaguares y witotos, decidió florecer entre la selva Amazónica y resistir a su histórico abandono. La apuesta era clara: convencer a los turistas que debían conocer el lugar en el que se encontraban las cascadas del Fin del Mundo.

A tan solo 6 kilómetros de Mocoa, capital del departamento amazónico, se desliza el agua del río Dantayaco por una caída de 75 metros hasta los “confines del mundo”, un espectáculo que durante años fue clausurado por cuenta del conflicto armado que colmó los márgenes del país.

Con la firma del Acuerdo de Paz, el espectáculo, que tan solo podía ser contemplada por unos pocos lugareños, se ha convertido en una de las atracciones más apreciadas por los turistas que visitan la región, tras una caminata entre pozos y cascadas de menor tamaño, se puede acceder y disfrutar del esplendor de esta maravilla de la naturaleza.

¿Por qué se conoce así este destino turístico Colombiano?

Arturo Cova se refería a este territorio como los “confines” por la misma razón por la que las majestuosas cascadas del río Dantayaco fueron bautizadas como “El Fin del Mundo”: porque se encontraban en el rincón de esta enrevesada geografía.

Jesús Huaca, líder de la Corporación Turística Fin del Mundo, le contó al diario El Espectador que el nombre se le impuso como consecuencia de su difícil acceso: “Al llegar a la última cascada, a una altura de casi 80 metros, hay pura piedra grande en el fondo. Si alguien se deja caer, pues hasta ahí le llegó el mundo”.

Aquellos que quieran visitar este atractivo tienen que llegar hasta Mocoa, desde donde deberán emprender un corto recorrido hasta la vereda San José del Pepino. Desde este punto inicia el recorrido que puede tardar hasta dos horas por senderos construidos por la comunidad para apreciar las cascadas.

En la cumbre de la cascada, los turistas podrán sujetarse en unos arneses en los que podrán contemplar la magnitud de esta maravilla natural que con sus aguas reverdece los confines.