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Brasil: la elección más tensa desde retorno a la democracia

Tras meses de una campaña marcada por episodios de violencia, explosión de denuncias de acoso electoral y agresiones, el término de la segunda vuelta corre el riesgo de abrir una nueva etapa de tensión entre los brasileños.

Lula da Silva y Jair Bolsonaro. Fotos: Getty Images.

En un duelo de proyectos antagónicos, el socialdemócrata Lula da Silva intenta ganar un tercer mandato. Bolsonaro busca mantener a la extrema derecha en el poder y genera temor sobre cómo actuará en caso de derrota. La elección presidencial más tensa desde el retorno a la democracia llega oficialmente a su fin este domingo (30.10.2022). Tras meses de una campaña marcada por episodios de violencia, explosión de denuncias de acoso electoral y agresiones, el término de la segunda vuelta corre el riesgo de abrir una nueva etapa de tensión entre los brasileños.

Al frente de las encuestas está el expresidente socialdemócrata Luiz Inácio Lula da Silva (PT), que aparece con una ventaja de entre cuatro y seis puntos. Lula, quien cumplió dos mandatos exitosos entre 2003 y 2010, promete “pacificar” Brasil después de casi una década de agitación económica y política. En segundo lugar está el mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, que busca la reelección.

Bolsonaro sigue apostando por un giro sin precedentes. Si bien una posible nueva victoria genera preocupación en varios sectores de la sociedad brasileña, su comportamiento ante una eventual derrota también despierta temores. El presidente ya ha señalado varias veces que no pretende reconocer tan fácilmente una victoria de Lula. Como sea, esta elección está marcada por una particularidad: es la primera vez que un presidente y un expresidente disputan directamente el poder.

Estas dos figuras llegaron al balotaje representando dos proyectos que no pueden ser más antagónicos. Por un lado, Lula apostó sistemáticamente por la nostalgia, hablando de un Brasil donde las disputas podían ser hasta feroces, pero que nunca fueron tan violentas. Su triunfo no solo marcaría una nueva victoria de la izquierda en América del Sur, sino que también coronaría una exitosa reacción del centro político brasileño contra el avance de la extrema derecha.

Por el otro lado, Bolsonaro lideró una campaña enfocada en movilizar permanentemente a su base radical y pintar a los opositores como la personificación del “mal”. Su victoria no solo marcaría un vuelco sin precedentes en las elecciones presidenciales, sino que dejaría en claro que la extrema derecha también pudo echar raíces en el Planalto. Bolsonaro y su segunda vuelta a la defensiva

Bolsonaro pasó a la segunda vuelta como el primer presidente que busca la reelección quedando en un segundo lugar. Sin embargo, el resultado fue visto como una pequeña victoria, ya que su votación fue muy superior a la prevista por las encuestas. Sin embargo, la campaña de Bolsonaro en la segunda vuelta pronto comenzó a ser castigada por una serie de hechos negativos y se mantuvo en modo defensivo. Los opositores rescataron videos o fotos del presidente y comenzaron a asociarlo con prácticas de canibalismo y satanismo, tratando de romper el monopolio de la extrema derecha sobre las tácticas de ataque en las redes sociales.

A pesar de la acumulación de episodios de desgaste, las encuestas muestran que Bolsonaro no perdió puntos durante la campaña de la segunda vuelta. La disputa de 2022 mostró la persistencia del bolsonarismo y que el presidente aún cuenta con una parte importante de simpatizantes acérrimos. El frente amplio de Lula

En la segunda vuelta, Lula siguió apostando a los mensajes de nostalgia por su gobierno anterior, pero también envió mensajes como parte de su estrategia de “frente amplio”, afirmando que, de ser elegido, su nueva administración “no será sólo del PT”. En los debates, Lula también trató de enfocarse en abordar problemas sociales como el hambre y el desempleo. Pero la campaña del PT también pasó a la ofensiva en la segunda vuelta, a veces adoptando estrategias que solían ser monopolio de la extrema derecha, como utilizar rumores o incluso noticias falsas.

Lula también trató de reducir su rechazo en segmentos de la sociedad mayoritariamente captados por el bolsonarismo, como los evangélicos. Lula además se mostró consciente de que, si gana, será el presidente de mayor edad en asumir el cargo en la historia de Brasil. Con 77 años, el exmandatario señaló que de salir triunfador cumplirá con un solo mandato y no irá a la reelección.