¿Cómo se empezó a oficializar la Semana Santa en el Cristianismo Católico?
La Semana Santa es la celebración cristiano católica romana que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
La Semana Santa es la celebración cristiano católica romana que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Las primeras manifestaciones de representaciones de la Pasión y Muerte de Cristo datan de la segunda mitad del siglo XV y del siglo XVI, viviendo su culminación en el siglo XVII. Se trata de unas fechas que coinciden en el tiempo con el Concilio de Trento (1545-1563) y la Contrarreforma, la respuesta que la Iglesia Católica dio a la Reforma Protestante de Martín Lutero en el Siglo XVI por la que se tomó la decisión exteriorizar la fe.
De este modo, aunque las procesiones de Semana Santa en España ( una de las cunas de esta religión) ya existían, a partir de esta fecha "tuvieron un impulso" en todo el territorio español, tal y como explica este historiador.
CAMBIOS EN LAS PROCESIONES
La principal diferencia entre los pasos de Semana Santa de aquel entonces y las procesiones de ahora son las autoflagelaciones. En el siglo XV, las Hermandades entendieron que ésta era la mejor forma de ponerse en la piel de Cristo durante su Pasión.
Fue el Gobierno de Carlos III (siglo XVIII) el que prohibió estas actuaciones, pues los ilustrados del momento consideraron que la flagelación pública no contribuía "a la sincera piedad", sino que más bien era "un auténtico exceso", explica el profesor.
IMAGINERÍA
El origen de las procesiones se relaciona también con el de las tallas que se pasean. La modalidad del arte que se dedica a la elaboración de estas figuras es la llamada 'imaginería', y se caracteriza por la representación de temas religiosos, generalmente realistas y con intención devocional o litúrgica.
Las primeras muestras de la imaginería en España datan del Románico (siglos del XI al XII), aunque fue después cuando tuvo su 'época dorada', especialmente después del Cocilio de Trento (1545-1563) de la Contrarreforma, cuando la Iglesia Católica potencia las artes plásticas para llamar la atención de los fieles.
En esta época se dieron varias corrientes diferentes de imaginería, destacando dos: la Escuela castellana, con Alonso Berruguete (Renacimiento) y Gregorio Fernández (Barroco) como dos de sus principales exponentes; y la Escuela Andaluza, donde destacan, entre otros, Juan Martínez Montañés (renacentista y barroco) y Pedro de Mena y Alonso Cano (ambos barrocos). Todos ellos han dejado grandes muestras de imaginería que aún pueden verse hoy.