Mattos, el cínico
Carlos Mattos, un millonario turbio, oscuro, manipulador, indecente, que ha dado muestras de transitar bien de lejos del camino de la ética
Mattos, el cínico
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Mattos, el cínico
Este es un país donde la delincuencia germina con asombrosa facilidad. Se da generosa la corrupción, que brota en todos los escenarios. Y hasta nos hemos ido acostumbrando, como borregos atolondrados, distraídos con el pasto, de esos que poco levantan la cabeza, a no ver lo que pasa.
Y esa especie de convivencia con el delito es fatal. Y no podemos comulgar con los delincuentes, mucho menos con aquellos que hacen del cinismo su estilo de vida.
Uno en especial será hoy objeto de comentarios en todas partes, y en beneficio de la verdad. Se trata de Carlos Matos, un millonario turbio, oscuro, manipulador, indecente, que ha dado muestras de transitar bien de lejos del camino de la ética.
¿Usted es de los que cree que Mattos está cumpliendo su condena con respeto a las determinaciones de la Justicia? Si es así, usted se equivoca. Mattos, forrado en dinero y en situaciones médicas que parecieran distar de la verdad, se pasea, orondo, muy sano, por todo Bogotá.
Y hoy lo va a saber el país. Porque hoy un grupo de colegas del Canal Caracol, que admiro y respeto, van a demostrarnos, con pruebas en mano, que Mattos es un enfermo ficticio, que Mattos se mueve libre y protegido por las calles, que Mattos y su esquema de seguridad gozan de libertades únicas (al punto de meterse por los carriles de Transmilenio cuando les place).
Sabremos que Mattos goza de privilegios únicos en la cárcel la Modelo, cuyo director tendrá que dar muchas explicaciones, probablemente después de apartarse de su cargo, y que en situaciones bastante particulares y ajenas a la ética, Mattos se reúne con uno de sus abogados, abogado que debería saber que esos encuentros deberían darse en la cárcel y no en sitios a los que Mattos no debería tener el libre y permanente acceso del que goza abusivamente. Los abogados representan a los delincuentes, es válido, pero no tienen por qué comulgar y compartir sus irregulares conductas.
De manera pues que Mattos tiene una celda discreta y privada de comodidades. Tal vez, pero la pregunta que muy respetados colegas nos contestarán hoy es cuánto tiempo pasa en esa celda este experto en burlar a la autoridad.
Sabremos que nos han mentido. Que nos han engañado. Que no se sometió Mattos a la justicia, sino que, parodiando cierto episodio trágico de nuestra historia, parece ser la justicia la que se ha sometido a Mattos, a quien creíamos en la cárcel. Cárcel que, después de la depuración que debe darse hoy y de las medidas del caso, debe comenzar a pagar efectivamente. Porque Mattos no está en la cárcel. Mattos está es burlándose de todos nosotros. Hoy, por fortuna, Mattos será noticia y desde mañana sentirá seguramente el peso de la justicia que hasta este momento se ha puesto de ruana.