Elecciones en Ecuador y Perú: ¿qué implica para América Latina?
Panelistas consideran que es un aviso para los próximos comicios en la región y que se está formando una nueva izquierda política.
De manera independiente Ecuador y Perú se enfrentaron este domingo a una jornada de elecciones que buscaba a través del voto, encontrar soluciones a sus problemas históricos, respuestas a las incógnitas que ha dejado la pandemia y a apaciguar las alarmas encendidas desde 2019 cuando en las calles de Quito y Lima se sintió el estallido de las movilizaciones sociales ante la indignación por un modelo que no respondía a sus necesidades.
Ecuador enfrentaba su segunda vuelta presidencial entre Guillermo Lasso un banquero, dos veces candidato y con los esfuerzos concentrados en rescatar al país de una profunda crisis económica que acarrea una deuda de $70 mil millones de dólares; 6 millones de personas en la pobreza y una marcada polarización, pues el otro candidato, Andrés Arauz, discípulo del expresidente Rafael Correa, quien triunfó en primer vuelta, no tuvo los suficientes votos, por lo que Lasso con su idea de proyecto nacional y de responsabilidad se convierte en el nuevo presidente. Por el otro lado, está Perú que, tras varios años de inestabilidad política, escándalos de corrupción y un congreso disuelto, ahora tendrá que esperar a la segunda vuelta que se reñirá entre Pedro Castillo, de izquierda pero con ideas poco progresistas, que tiene un 18,4 por ciento de los votos… mientras se continúa a la espera de quién será su contendor, si Keiko Fujimori, la hija del condenado expresidente Alberto Fujimori o Hernando de Soto, pues según los últimos reportes, con el 84 por ciento de las mesas escrutadas, la diferencia entre Fujimori y de Soto es de menos del 1 por ciento.
Estos cambios en el mapa político de la región empezarían a configurar las nuevas tendencias ideológicas después del paso del socialismo del siglo XXI liderado por Hugo Chávez, pues ante los últimos resultados, y el triunfo de Guillermo Lasso, llega una nueva figura a la derecha en la región para sumarse al lado de Chile, Brasil, Colombia y El Salvador. Mientras que se define si el próximo 6 de junio, Perú se decanta por la izquierda o la derecha, pues en caso de ser la izquierda de Castillo, se sumaría a Bolivia con Luis Arce; Argentina con Alberto Fernández; Maduro en Venezuela y López Obrador en México.
Lo que dicen los panelistas
Sandra Borda, politóloga, profesora universitaria, directora del podcast Buceando en el naufragio y columnista en El Tiempo, planteó que estas dos elecciones demuestran que hay una agenda electoral interesante en la que se muestra un progresismo distinto al de la “ola rosa”, con un interés concentrado en asuntos como el medioambiente; género y desigualdad. Agregó que, en vez de volver a un movimiento pendular en las corrientes ideológicas, se está viendo un mayor grado de diversidad política, lo que según la politóloga lleva a izquierdas distintas a lo que se había visto en la región.
Para el caso de Ecuador, comentó que la gobernabilidad será complicada para Guillermo Lasso ante un congreso en el cual las mayorías están en manos de los indígenas.
Para Jairo Libreros, abogado, profesor universitario y experto en asuntos de seguridad, la delantera de Castillo en Perú es la demostración de la existencia de liderazgos que se apoyan en el descontento, pues sostiene que, de los últimos siete presidentes, seis son de Lima, lo que evidencia una desconexión entre la capital y el resto del país. De otro lado, comentó que estas elecciones también dejaron en evidencia el problema de los partidos y los principios de representatividad, esto ante el gran número de candidatos y partidos presentes en estas elecciones.
En cuanto al panorama regional, planteó que hay hasta tres corrientes de izquierda en la región: la del eje La Habana, Caracas y Managua; una entre AMLO en México y Alberto Fernández en Argentina y los nuevos liderazgos en otros países. No obstante, dijo que no hay figuras que logren tener liderazgo ni en la derecha, ni en la izquierda.
Para el caso de Perú, Francisco Bernate, abogado penalista y director de la Hora Judicial UR, advirtió que es un país en el que la estabilidad democrática ha sido poca, pues recordó los casos de corrupción, exilio y hasta de suicidio de sus expresidentes, sin embargo, resaltó que su economía y estabilidad se mantiene gracias a que por más diferencias ideológicas que se den, hay una política de Estado que se mantiene.
De cara al proceso en Ecuador, planteó que se evidencia el cansancio de cara a una figura como Rafael Correa y el desgaste del actual presidente Lenin Moreno. De otro lado, rescató la importancia de la frontera entre Colombia y Ecuador y la incidencia en el comercio y la migración.
Camilo Granada, experto en comunicaciones, consultor y exalto consejero para las comunicaciones, resaltó que lo ocurrido en las elecciones de Ecuador y Perú es la expresión de la polarización que se sigue sintiendo, pues dijo que, aunque hay una renovación en la izquierda, en Ecuador se ve como Lasso termina ganando ante el anticorreísmo que hay por parte de las comunidades indígenas que cada vez empiezan a tomar más forma. Por el lado del Perú, advirtió que un profesor populista con tintes autoritarios se va a enfrentar a dos versiones del populismo de derecha.
Frente a los liderazgos en la región, volvió sobre los populismos de derecha y de izquierda, los cuales sostiene que son cada ve más presentes. Por lo que puso ejemplos en la derecha como el de Nayib Bukele en El Salvador, el cual cree que al tiempo es el retrato del liderazgo personalista.
El contrapunteo
Hoy el contrapunteo es para discutir el decreto presidencial 333 que modifica el reparto de tutelas y entre ello, establece que las acciones de tutela contra el gobierno en materia de erradicación de cultivos ilícitos y seguridad nacional vayan directamente a una alta corte como lo es el Consejo de Estado y no ante juzgados regionales. Por un lado, Néstor Iván Osuna, constitucionalista y exmagistrado del Consejo Superior de la Judicatura, planteó que este decreto está hecho para congraciarse con el poder, “organiza el reparto de tutela para que le quede cómodo al presidente, pero la lógica de tutela es de proteger derechos y no de acomodarse al poder”, afirmando que es una decisión que aleja al ciudadano y que al tiempo es inconstitucional que una persona elija su propio juez. Con otra posición, Jaime Arrubla, exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, planteó que es un debate que viene desde el año 2000 cuando desde el gobierno se organizó el reparto de tutela, por lo que comenta que sí es de competencia del presidente y respaldado por la Corte Constitucional definir el reparto de las tutelas. Agregó que no es lógico que un juez municipal o del circuito tome decisiones de un órgano superior y explicó que la Constitución establece que es el Consejo de Estado es el juez de los actos del presidente.