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"Es desgastante" bumanguesa confinada

La mujer, de 27 años contó cómo pasa sus días en una antigua fábrica que fue adecuada para atender a 500 personas con COVID-19.

"Es desgastante" bumanguesa confinada en un campo COVID-19 en Shangai

"Es desgastante" bumanguesa confinada en un campo COVID-19 en Shangai

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"Es desgastante" bumanguesa confinada en un campo COVID-19 en Shangái.

Bucaramanga

Yurley Benítez es una bumanguesa que se fue hace 4 años para Shangái, China; Desde hace un poco más de dos, ha vivido los confinamientos por el COVID-19, pero dice que ninguno como el que está atravesando en este momento.

Cuenta, que tras resultar positiva para el virus, fue sacada de su vivienda a las 3:00 a.m. en pijama y con pocas pertenencias, para irse a un campo de aislamiento en donde debe permanecer quince días en pequeñas camas y espacios que fueron adecuados en una fábrica antigua.

"Fue super traumático que le toquen la puerta a uno a las 3:00 a.m. para traerlo a un lugar de estos. En el que estoy es donde hay personas con síntomas leves, estamos organizados en cuadrados que tienen dos cama pequeñitas y una mesa de noche", dijo la bumanguesa que comparte su diario vivir en su cuenta de Instagram 'lacubita7'.

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En este campo COVID-19, se baña, hace uso de baños portátiles, lava su ropa y recibe las tres comidas. Para poder salir y regresar nuevamente a su casa a seguir guardada, tiene que salir negativa en dos pruebas de COVID-19 y presentarle a sus vecinos, un certificado que avala que superó el virus.

"Las calles están vacías, en el 2020 no cerraron todo tan extremos. Hoy todo está sellado con vallas para que en los conjuntos no puedan salir ni entrar, el abastacimiento ha sido complicado porque la comida es porque el gobierno ha mandado raciones que en mi caso no sabía que existían algunos vegetales chinos", dijo Yurley Benitez.

La bumanguesa, le contó a Caracol Radio que la gente en esta ciudad está cansada de estas medidas tan estrictas, pues por ejemplo, no pueden salir a abastecerse, el mercado que tienen es el que les envía el gobierno y este tiene que repartirse entre los habitantes de cada conjunto residencial sin posibilidad de pedir más.

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