La larga caminata de Patricia y sus hijos para llegar al colegio
Los niños de 4 veredas en Usme no tienen rutas escolares para ir a su colegio y hacen recorridos a pie de más de una hora.
El sonido de los gallos y la aparición incipiente del sol marcan el inicio de la jornada de un grupo de niños que viven en 4 veredas de la localidad de Usme (en el sur de Bogotá). Todas las mañanas deben bañarse temprano, vestirse solitos (como muchos niños) y salir a estudiar, comportamiento normal - hasta ahí - pero que cambia y tiene un giro. Este reportero acompañó la jornada de estos niños y evidenció el grave problema que tienen para llegar a sus colegios.
Los niños, que están entre los 3 años y los 10 años de edad, inician un recorrido de más de una hora para llegar a su colegio (oficial) en Bogotá. Este queda en una de las 19 localidades y deber arribar a pie y en medio del frío. Salen de la zona rural de Usme, de las veredas Olarte, La Requilina, Corinto y Chiguaza armados de una chaqueta, un gorro y la maleta en la que cargan sus libros.
“Nos levantábamos a las 5 de la mañana, salíamos a las 5:45 y bajábamos a las 6:45, pero la semana pasada me mandaron una circular del colegio diciéndome que estaba llegando muy tarde, pero no entienden que llevamos una hora caminando con una niña tan pequeña”, contó Paola, mamá de una niña de 3 años, que está en transición, y un niño de 5 años.
El Problema
Justamente el recorrido que tiene que hacer todos los niños, de las 4 veredas, para llegar a sus colegios en el “pueblo” de Usme (que es una localidad de Bogotá) es la causa de los padecimientos que hoy tienen en vilo a los padres de familia y que van desde las extremas madrugadas y el frío para los pequeños niños, hasta llegar al riesgo de mandar a los jóvenes estudiantes al colegio en transporte “pirata” para que lleguen a tiempo, todo porque no les asignaron nunca rutas escolares.
Entonces los niños salen, desafían con sus padres la inseguridad que muchas veces recorre las calles, oculta y silenciosa; bajan por el sendero que ya ha marcado la cotidianidad y se dirigen al sitio donde van a recibir clases, es una hora de recorrido desde la vereda Corinto – por citar un ejemplo-. Otros papás al ver que tienen que atender sus responsabilidades, deciden asumir el riesgo de enviar a sus pequeños hijos en el llamado “trasporte ilegal”.
“Me toca rogar quien me los traiga y quien me los lleve hacia la casa, son casi $10.000 que me toca pagar de pasajes diarios por cada uno de mis hijos. Muchas veces no consigo quien me los traiga, además el transporte que hay del pueblo hacia la vereda es pirata y no tienen seguridad de nada y en el momento en el que les llegue a pasar algo a mis niños, nadie me va a responder", dijo Viviana, mamá de dos estudiantes.
Las Consecuencias
Lo ocurrido con los niños que viven en la zona rural de Usme no solo les ha traído consecuencias físicas a los pequeños y a sus padres, por cuenta del frio intenso de las mañanas, sino que las distancias han hecho que algunos papás tomen medidas muy fuertes, con el fin de garantizarle el estudio a sus hijos.
“Me quedo esperando hasta las 11:30AM que sale la niña y a las 12PM sale el niño mayor, estoy volviendo a la casa de una a 1:30PM. Antes trabajaba para el sustento diario de mis hijos y ahora no puedo trabajar, porque vivo en la vereda de Corinto y si me pongo a trabajar me tocaría quitarle el derecho a la educación de mis hijos, porque me tocaría decidir entre trabajar yo o estudiar ellos”, dijo la señora Paola, con quien hablamos durante el recorrido.
Por ahora, la Secretaría de Educación Local (de Usme) se comprometió a solucionar la situación y ofrecer un servicio de rutas escolares para los niños de las veredas Olarte, La Requilina, Corinto y Chiguaza, pero, como dicen los campesinos en Usme… Amanecerá y veremos.